miércoles, 8 de febrero de 2012

Almohada de Piedra

El que ahora estoy en una línea de sombra soy yo, no sé para qué me ando por las ramas. Así y todo, el programa ayer salió bastante bien. Juan y Ramón pusieron la carne en el asador. Y el día no fue tan zozobrante como yo temía. Me llamó Trini, y quedamos en vernos en cuanto ella lo tenga a bien. Al parecer soy un hombre disponible. Lo contrario de un guerrero. Menos mal que don Juan no me está viendo. Quien sí me ve es un amigo que ahora se ha vuelto adicto a Zaratustra: "Un amigo debe ser una almohada para un amigo, pero una almohada de piedra". Lo vi con Sita, una mujer a la que estimo, aprecio y bastante más. Estar y hablar con Sita es una suerte que no se da todos los días. Ayer sí. Pero tuve que ser humilde y sufrir las diatribas de Almohada de Piedra.
--No le cuentes nada que este hombre es peligroso.
Y es verdad. Sita había coronado con éxito un conflicto. La cosa merece ser contada. Pero como Almohada de Piedra lee estas páginas, no lo cuento.
Bastante zozobra tengo ya encima. Últimamente he perdido unas gafas, una chaqueta y, ahora, mientras escribo esto, recibo un mensaje del Cuervo (ayer le devolví un libro):
"tarjeta visa nova oro del BBVA encontrada en el libro de Orlando. Como tenga fondos vas a ver lo q es un agujero en el bolsillo".
No, no tiene fondo. Esa tarjeta no tiene fondo. Sólo deudas.
En fin,ahora toca viaje a Icod. A ver si los aires de aquellas tierras de vino me iluminan y salgo de la zozobra de haber descubierto, a estas alturas de la edad, que no soy un nihilista. Necesito otra clase almohada.

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