sábado, 31 de marzo de 2012

mañana de sábado en el TEA

la entrada sobre las virtudes del fútbol (ver bosque quemado) y que Camus --leí-- aprendió moral con la práctica del futbol, me hizo interesarme por la moral. A Montaigne --creo recordar-- sólo le interesaba la filosofía moral. Qué decía Camus sobre las virtudes morales del fútbol, no lo sé. Si algún conocedor hay por aquí...
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Quería hablar también de las victorias pírricas. Como gané un sábado para --me temo-- perder el domingo. No hay que cortar a otro un cuento que le divierte, con el que lo pasa bien, para imponerle tu cuento. La fiebre del sábado y la camisa limpia la elige o no cada cual a su libre albedrío, eso que llaman libre albedrío.
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La vida puede contarse por los amigos paradigmáticos que hemos tenido. Ayer recordé con intesidad a D, amigo clave de mi primera juventud. Pensé que nos había distanciado un problema moral. El prehistorico contra el civilizado. Pero no, fue una simple mentira. Decir voy a tal sitio cuando en realidad vas a otro. La mentira no es inmoral. En muchos casos es un arma de ataque o de defensa. Pero sólo se debe emplear la mentira --creo-- cuando no hay comunicación con el otro. La mentira obstruye la comunicación y el entendimiento. Borges --cito la autoridad porque decirlo yo no tiene encanto-- abominaba de la mentira porque era una inexactitud. Perogrullo no sé si dijo algo sobre este problema de la mentira y... ¿cuál es el antónimo de "mentira"? De todos modos, lamento ahora haber provocado hace tiempo distancia con ese amigo y me pregunto qué será ahora su vida. La isla favorece los encuentros y las distancias, al mismo tiempo. No sé aún por qué.

Camina, zoquete. 

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