jueves, 12 de abril de 2012

encuentros

El dia de ayer fue de mágicos encuentros en la misma zona de la ciudad. Primero en la parte Miraflores del puente Serrador. Sit en su Limusina, me vio y paró para darme tiempo de cruzar y abordarla. Sin malas intenciones. Visito con ella Los Juzgados. No veo por allí dentro a Lizundia ni a Víctor, por si me detienen y necesito un abogado. La próxima vez que necesite un abogado, rechazaré, aunque me metan en la cárcel, a una letrada de marras, los dioses la hayan confundido. Como a mí ella, que me dejó bailando sin ponerme música.
Resuelve mi amiga la dama bella con la administración de justicia, yo no resuelvo nada (por antaño consejo de Víctor) y quedamos con Cl. Las dos mujeres me invitan a comer. Estoy tentado de pedirle los sendos bolsos, a ver qué cosas lleva una mujer moderna en su bolso. Pero no me dan opción. Están interesadas en desentrañar el alma profunda de Mr Cuervo, que este día (en su faceta de Ramón Herar) ocupa toda una página de El Perseguidor. Pienso en el nivel superficial y en el profundo (nada que ver con la teoría lingüística de Chonsky), el saber de los que traducen las palabras que están en la superficie y que cubren, como manta a un soñador, las que realmente importan y dicen lo cierto (o lo incierto, pero lo que realmente es o importa).
Por la tarde-noche, grato y nuevo encuentro --en la otra parte del puente-- con Eduardo García Rojas. Él se enfada conmigo porque lo llamo crítico. La verdad, es que el documental del místico de Lanzarote (le faltó un martirio final. Un tiro en la cabeza, envolver el cadáver en un lienzo y exponer ese lienzo en la sala oscura... etc. Le faltó a la película. En la realidad, por Dios que nada tengo --ni demasiado interés artístico-- contra ese buen hombre, al contrario, su casa es envidiable). Más tarde en el callejón, Eduardo está a punto de romperme el vaso de agua sin gas (él agua sin gas y yo con gas) en la cabeza, sólo porque nombré a Chejov.
--Eso si que no... Chejov es Dios --rugió nuestro actual y más puzante crítico de narrativa que tenemos por estos laberintos...
Más tarde, en casa, me sumerjo en Línea líquida...

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