martes, 22 de diciembre de 2009

Sueño superficial

Sueño con la maltratadita. Viene a visitarme a la casa de San Andrés. No está mi padre, menos mal. Hablamos, palicamos, y me invita a ir con ella al Hotel en bajamar donde ahora reside. El coche lo tengo en la habitación. Me cuesta vestirme. me apuro y es peor. El coche es un cachibache indecente, algo parecido a una moto acuatica cpm dos plazas. Vamos a llevar a un gato que corretea por el patio de afuera pero no es plan, el viaje sería más incómodo. Hacemos una parada en una biblioteca pública, cojo un libro de la serie de Castaneda, pero escrito por otro autor, una autora. Las tapas están sueltas. No soy socio pero dicen que me lleve el libro. Quieren que un loco que está molestando, Salga de allí detrás del libro y desaparezca. Después de un rato vamos caminando, por Gijón, y mi hermana, en sempiterna compañía con mi cuñado, me ve pasar pr una esquina, y me llama, espero que venga, y cuando ve a la maltratadita, se le descompone la cara. Ni ella ni mi cuñado sueltan una palabra. Se alejan pero se quedan a cierta distancia, vigilando. El rostro del hombre parece alumbrarse con una justificación moral para hacer de las suyas. Seguimos nuestro rumbo. Llegamos al hotel, de lujo, con luces de navidad en la fachada. El bar del hotel lo regenta Laura Castañón, que organiza encuentros culturales, de color asturiano. (Antes, la maltradita, cuando mi hermana no la saluda, se pone histérica.) Ya en el hotel, le regresa la calma. Quiere que me quede con ella esa noche. Aún está en vigor la orden de alejamiento. Ni hablar, no quiero caer en más trampas con mujeres laberínticas, con las que hay que tener el móvil apagado porque los revisan hasta las entrañas, y con la ley de su parte. A la mierda. Cada uno por su lado en las bifurcaciones de la mierda.

No hay comentarios: