domingo, 9 de mayo de 2010

el juego de los locos

Complicado entenderse cuando, sobre el mismo tablero, uno está jugando al ajedrez y el otro a las damas. Imposible la guerra, el debate y lo que haga falta. Cuando la Parca nos toque el hombro izquierdo, ya no habrá lugar para guerras ni debates, y nada nos hará falta. Así que mejor que uno recoja sus caballos, alfiles, peones... y el otro sus redondas fichas blancas y negras y cada uno a su sitio, y que Chaxiraxi (que oiga a Ramón, y vuelva la verdadera y se vaya falsa)reparta suerte. Y si alguno sale enfadado, desenfadarse es buen ejercicio para bajar el colesterol malo o la mala leche.

El Tenerife perdió. No creo que haga ninguna gesta en Valencia. Ya no creo. Con el primer gol del Almería, los blaquiazules se quedaron aletargados, abobados, dormidos sobre el cesped. El equipo rojiblanco no les metió por lo menos tres goles de puro milagro. Y el míster con las manos en los bolsillos, mirando pal campo.
--¿Qué estás, español? ¿rascándote los huevos? --gritaba uno que estaba por delante de mí, que pedía que por lo menos hiciera un par de cambios. Los hizo, tarde pero los hizo, esos cambios, y tuvo algunas ocasiones el Tete, y ahora hablan de esperanza, que es lo último... Esperanza de ganar o empantar en el próximo partido, esperanza de que pierdan los otros... Como la esperanza de Bibiana Aído, que soñé anoche que pretende eliminar, en las próximas ediciones de Don Quijote de La Mancha, uno de los juicios de Sancho en la ínsula Barataria. También soñé, qué pesadillas, que Gran Canaria proclamaba la independecia de la isla redonda, y el gran editorialista sufría un derrame mental intentando escribir una diatriba contra el oportunismo canarión.
--Que abran también las puertas de nuestra carcel --gritaba Anghel Morales.
Y abrían la dichosa puerta: y en la calle, esperándonos, el triunvirato salvador: Hilario el Tonique, Zeloro el Sempiterno y el diario Gran Editorialista. Creo que nos volvimos a meter dentro de la celda, esperando un lance para escaparnos a Las Palmas.

Y mientras tanto, el agua y el vino siguen discutiendo, hasta que se rompan la copa y el vaso, y discuten el hombre de letras y el hombre de armas a ver quién es más excelente amante, y Martín Fierro sigue discutiendo con el Moreno. Pero yo, Chito, ya no discuto más, por lo menos hasta pasado mañana.

2 comentarios:

Ramón Herar dijo...

Palmeroo sube a la Paalmaa
Y diile a la palmeriitaaa
Que su amor la soliciitaa
De paartee de la virgenciitaa
Y de un fuboleeroo valencianiiistaaa
Que lo priimeroo es ser Oltriistaa
Que el empaatee está a la viiistaaa

Palmeroo sube a la Paalmaa

Jesús Castellano dijo...

Eso no te lo crees ni tú, pero la esperanza es lo último..., ¿y si el málaga gana? ¿y el racing gana?... Con Oltra de míster, no hay gesta que se avecine.