sábado, 30 de abril de 2011

Los blogs me recuerdan los viajes por tierras que he conocido y amado. Cataluña, Asturias, Vascongadas, Navarra, Cadiz, Sevilla, Jerez, Murcia... Las tierras también son la fauna y la flora que las viven, sus hombres y sus mujeres. Ahora, con la lectura de El Escobillón blog, lucernario de crítica y conocimientos de escritores y cineastas, he viajado de nuevo a Asturias, patria querida, lugar de gente noble y mal cristiana, malos como el diablo y entrañables como la fabada y el arroz con leche. A El Escobillón, blog del que soy devoto, a veces entró con el nombrete Bartolo. Mejor sería uno más real: Alpargata, como me llaman Rayko, el hermano de Chani, que así me bautizó, y El Fatigas. A veces he soñado que Rayko y El Fatigas me llaman Alpargata en un momento inoportuno y pierdo ocasión de medrar entre los ciudadanos, los ciudadanos descubren que yo no lo soy, y me destierran como a un vil poeta. De tierra en tierra y de destierro en destierro. Siempre viajando. Ahora viajo a la lengua hebrea. Se acabó la Cábala vulgar, la Cábala práctica, y comienza la emanación de Dios, la Kábala judía, las letras del hebreo, esa localidad que abarca el universo entero. Coincide este estudio con tres acontedcimientos que marcan un giro en la historia, la local, la universal y la divina. La foto de los autores de G 21 en Diario de Avisos, los ecos de los nibelungos en la voz del hermano Roncero, y la muerte de Sábato, como resurrección de su escritura. El asesino de María Iribarne es un gigoló de San Andrés. Mientra un autor en Vistabella urde la defensa de su hermano. Y un Cuervo vuela sobre un bosque quemado. Jesús Manuel Pérez Jerez, tripulante de La Puerta, habla de la periférica no cultura canaria. Le hablaría de siete estrellas verdes, de siete moscas verdes, símbolo único de estas islas, si la noche no me confunde.

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