miércoles, 14 de diciembre de 2011

coplas y otras majaderías

Pensaré que
pensar no debo.
Mas ¿dejar de
pensar yo puedo?

Ama los libros
el ilustrado
y ama otra boca
el enamorado.

Ama uno las letras
del abecedario
y el otro sólo
tan sólo unos labios.
*

Dijo Pascal que el amor y la ambición son las dos pasiones que valen la pena, pero que son incompatible. Si te dedicas al amor, olvidate de la ambición. Pero recomendaba el filósofo, que el humano debía vivir las dos pasiones. Amar mientras tiene uno edad de ser juguete en manos de otro, y cultivar la otra pasión cuando a uno ya se le pasa la edad de estar jugando. Cuando llega el momento en que el reloj del amor se para, y uno deja atrás --con cierta pena y cierto respiro-- eso que llaman amor. Pero se puede seguir empleando la palabra aunque sea como eufemismo. ¿Quién no necesita un respiro entre tantas complicaciones del vivir? "A la mar fui por naranjas / cosa que la mar no tiene", escribió Pedro Cabrera (yo, lo siento, prefiero a Alonso Quesada), pero esta, como otras veces --no hay que negarle valor al poeta gomero-- acertó. Buen consejo. A por naranjas hay que ir a Los Naranjeros. Todo lo demás son pamplinas y ganas de sufrir con eso que llaman esperanza.

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