Dr R nos dio el otro día (a Capitán M y a este que escribe) una lección que cambia el rumbo de mi escritura. Comencé este blog con mis hijas como lectores primordiales. Quise que Atteneri supiera de la patria donde nació y que también Sibisse siguiera el rastro de esta isla que ella conoce bien. Mejor que yo. Y lo digo en serio.
Fueron tiempos de San Andrés. Ahora las crónicas sobre aquello han desaparecido o son habas contadas. Había humor y calor entonces. Pero los cambios de barrio, o lo que sea, me está cambiando la sangre. El humor se me está secando y enfriando las ilusiones. Al tiempo que el número de lectores ha ido creciendo. Y el lector primordial se ha vuelto un ente abstracto.
--Tienes que sacar lo que tienes aquí --señaló José Ramallo una parte de mi cuerpo. Me hizo descubrir que ahí es donde está ese lector primordial, un pepito grillo que mira por encima del hombro y no nos deja caer en la tentación de creernos eternos. "Frío y seco", dice Grillo. Y es verdad. Así debe ser.
Pero tampoco puede uno obviar ni olvidar a los lectores reales. Los más recientes son Marlene y Carmen.
La otra noche gozamos de su compañía cuatro del CNR. Las arracimamos al Club. Y ahora son lectoras nuestras y tenemos que cuidarlas. No todo los días se gana a lectores valiosos. Lo primero: no agobiarlas, y al igual que el invitado debe tener la elegancia de saber cuándo tiene que marcharse, el que escribe debe saber cuándo comienza a cantar.
Y poner ahí el punto.
pd. Bruma en Tacoronte.
3 comentarios:
Ya sabes mi debilidad por este blog. De lectura Obligada. Saludos
Tus hijas te seguirán leyendo
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