Ayer noche de poetas soporíferos. No debo criticarlos, pues el número veintisiete peca de lo mismo que critico. Poner en un mismo habitáculo la poesía y la bobería. Y ahora, señores, recuérdenme a Nevenka. Anoche otra vez Nevenka. Y uno como un bobo. Bueno, confieso evangélicamente mis pecados.
Anoche con los animales. Lamentando los errores del pasado. En este número 27 no están Royo, Hosmán o incluso don Nítido, si me apuran. Esto exige una penitencia. Si están...
(continuará)
No hay comentarios:
Publicar un comentario