Si en el pueblo pensáis que mi labor fue una buena labor,
cierren las tabernas y acaben con los juegos de cartas
y arrastren a la vieja Daisy Fraser ante el juez Arnett
en tantas y tantas cruzadas para purgar al pueblo del pecado,
¿por qué dejáis que Dora, la hija de la sombrerera,
y el despreciable hijo de Benjamin Pantier
conviertan cada noche mi tumba en su lecho impío?
Antología de Spoon River. Edgar Lee Masters
se acerca el día E
animales de Santa Pus
El Generador
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