lunes, 25 de marzo de 2013

mañana María Teresa

No oigo el canto de las sirenas. Polífemo no me tira piedras a ciegas. Circe no me dice que me quede a comer uno de los cochinos. Otros se llevan las palmas, otros tocan el piano. Oigo a los ilustrados y supongo que tengo que dejarles el espacio porque cada día estoy más desilustrado. Pienso sólo cómo no pensar nada. Gente a la que quiero no lo está pasando muy bien. Me siento culpable de disfrutar del sol y del mar de Valleseco nuevamente, como el año pasado. Culpable de comerme un choco en el bar de Ibrahim a mediodía o un café por la mañana leyendo la columna de Andrés, No Premio Canarias de Comunicación. Se lo han dado a un Tal Cabeza de Vaca. A este no lo leo. No me dice nada. Del Diario de Avisos leo a veces a Pomares y siempre a Jerez. De ahí no paso. Luis Alberto de Cuenca dijo que presumir de leer mucho es de imbéciles. Leo a don Nítido. Me lo confirma. El babieca ilustrado. Y yo el pollaboba desilustrado.

Perder a un amigo, cuando no llego a cinco (amigas tengo menos), es otra desgracia. Pero los ilustrados me abandonan, incluso el amigo. Ay, animales, que mundo éste. 

Mañana martes, espero que con la presencia física de Merodeadores de orillas, hablaremos en la radio (La Puerta, seis de la tarde, Radio Unión Tenerife) con María Teresa de Vega. Lo primero con ese libro, gracias al personaje judío que escribe en su peculiar español, he recuperado el cualo y el cuala de la infancia. Formas por la que los ilustrados del pueblo identificaban a los ignorantes del lenguaje. Ay, estos sabios. En el libro de María Teresa, escrito "kualo" y "kuala". Seguimos con la K. ¿Seguimos?

El viernes pasado, gracias a Eduardo, conocí la novela Guad. Las novelas están para contarlas. Y Eduardo la contó muy bien.

Noche en la calle Clavel. Un Buitre acecha.


1 comentario:

Jesús Castellano dijo...

error. Mañana no hay La Puerta. No es el martes éste sino el de la próxima semana.