domingo, 7 de junio de 2015

G21, tres piezas

Dime qué estás buscando.
Una flor en el fango...

cantaban las bursas la tarde noche de la cama de la monja, que no era la cama de la monja (me engañó Acaymo), en la azotea de la avenida de los menceyes sin nombre, los descascarillados menceyes de esta tierra de filósofos. 
--Tú dormirás en mi cama --dijo María.
--¡Contigo!
Sus piernas columnas de Damasco una noche después del partido, con poca gracia, que tuvo que haber sido del Barcelona con el Madrid. Entonces a ver qué decía Andrés Chaves con la cuerada, porque el Barcelona del asturianu se hubiera comido al Madrid del italiano.
El escritor tiene no obstante otras batallas que librar. La cosa se ha puesto caliente. Él, cuco como un perro, acusa a un anónimo columnista (más visible y menos anónimo no puede estar) de pagar por publicar. El caso se complica. El periódico El Día, antiguo baluarte de mi admirado autor, denuncia que el anterior director del órgano televisivo canario pagó al periodista Chaves una tonelada de billetes, etc. Ahora Andrés Chaves, en su página digital, se dirige directamente a la directora de El Día. ¿Una novela que se abre o foguetes en la noche?

Novela hay que se abre y no la cierras, sino que cuando la terminas vuelves a la primera página y sigues leyendo. Hablo de Quién como yo, de Damián H. Estévez. Última entrega de la ya soberbia G21. La colección cuenta con peones valerosos y, con la novela de Damián, tres piezas con mayor poder. 
--Es una novela filosófica --le dije a Marcelino.
Como nombrar la soga en casa del ahorcado. El amigo está de filosofía hasta los huevos.
--Prefiero las matemáticas.
También es una novela matemática, es sencilla y agradable de leer, no es hermética, y sin embargo, como toda buena novela, abre un camino con corazón. Y tiene matemática.

la regla de tres: el hijo mató al padre por... X / El amigo mató al amigo por Bequi.
Y una ecuación de primer grado.
Y tiene geometría. La casa de la empresa criminal Políglota Emterprise (quién conociera a la secretaria) es la mitad de un medallón que encaja perfectamente en la Casa de la Muerte de la novela Secretos de Cuba.
La novela puede ser leída como una superación de La música del azar, de Paul Auster, y como una versión canaria de Fausto
Tiene incluso relaciones misteriosas con la que estoy preparando para G21. 
--¿Tiene sexo? --pregunta Marcelino.
Y del bueno, sexo diabólico, el más gozado. 
Marcelino un barco lo aleja de esta ciudad. La cobertura se va. Las Palmas, con el equipo de la cantera, va ganando por dos.
Dos es el número clave en la novela de Damián. Y no hay dos sin tres. 

En su blog, Martín se sigue metiendo con Feliz de Azúa. Dice que no se entera. Que es un patán pueblerino, Yo simpatizo con Martín. A Feliz de Azúa lo he leído, no me he aburrido, pero no lo conozco. Que gane Martín.

Yo aquí iba a empezar hoy con un poema que escribí anoche, a cuenta de un pleito con dos bastones; a cuenta de la tortilla de Carmen, la mujer del autor, José Rivero Vivas, en la calle Miraflores el viernes; A cuenta de un cuadro, La soleedad del Angel Caído, que mi secretaria del partido ha convertido en obra mayor: pared para cortarle el paso al gato Lucas... Días antes, cuando comenzó el pleito de los bastones, en la presentAcción de la novela de Damián, allí estaba la dama vestida de violeta. También está en el poema. La dama del pleito antiguo. Era una señal. Ni Juan ni yo nos creíamos las cuatrocientas páginas de la novela de Damián. El presentador había dicho que el lector no saldría indemne. Nos reímos. Ahora el que se ríe es Miguel Monteverde. Se ríe el demonio del cuadro del arcángel San Miguel en la escuela flamenca que está en la isla de La Palma. Que es una copia. El original está en Lavinia. Qué nombre para una isla. Lavinia está bien pa un perfume de tigueresa. No me pega ni con cola este nombre de una isla donde las otras se llaman  Palma, Gomera, Hierro, Fuerteventura, Lanzarote, Canaria y Tenerife. Raro es la relación de uno con los nombres. A mí me llaman Jesús, y me he acostumbrado.

La novela de Damián, sin embargo, merece más lecturas y más comentarios.

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