jueves, 23 de julio de 2015

normalidad

Nada, ni rastro, de quien llamó "puta poemita" a no sé quién. Si aparece en alguna página de contacto "puta podemita, 60 euros una hora", no sé si el autor del retrato pedirá derechos de autor. La destinataria no creo que denuncie suplantación de personalidad. En fin,. yo también soy puto, ¿pasa algo? Podemita no, casi prefiero a Rajoy, ahora nervioso porque Mas, no sé cómo, ha puesto en alza otra vez la Independencia. En fin, por la cuenta que nos tiene, que siga Cataluña en España. Mientras aquí estemos también en España. Si no, prepárate a buscar un escondrijo en el campo alejado. 

¿Qué se puede hacer ahora? Una cena romántica, te dije, viejo. Lo primero que se me ocurrió es que lo que hay que hacer es rezar.
A la Virgen del Condumio, y de la fortaleza. 
Y acercarse a los niños, si nos dejan.
A mí el otro día una niña en la guagua, la 910, rumbo al pueblo amado con melancolía, me llamó para que me sentara a su lado.
--Es que me aburro.
--Pos se acabó el aburrimiento. Estás con el hombre ideal --dije, lo que es mentira, porque soy de natural tedioso, pero mentir funciona.
La madre de la niña, sentada enfrente, puso atención. Si le caigo bien a la niña, me invitará a comer?, pensé. Me acordé que estaba invitado a comer en casa mi hermana. 
--¿Te gusta el auditorio?
--Si, no está mal... 
Obvié informarla de mi teoría de los tres barrenos. Tres barrenos en el Auditorio, explosión controlada, arte del azar, etc.
--Pero me gusta más el Guimerá.
Menos mal. 
--Y ¿sabes leer y escribir?
--Sí. Pero me gusta más pintar.
Esta niña empieza a ser de las mías.
Cuando llegamos a Valleseco --es de Velleseco-- me pregunta cómo me llamo, y me dice su nombre y sonríe...
En la novela del Greal decir el nombre es entrar en la otra persona. Esta persona sé que volverá a mi vida. 

Una cena romántica.
--¿Con quién?
Esa es la pregunta. Se trata de una cena romántica mercantil. Hay que pensarlo. 

No hay comentarios: