jueves, 2 de julio de 2015

La Isleta

El caso Duchamp sigue su curso. Esta mañana fui con mi hermana al Baño Barato. Me agradó el espacio, los objetos tienen importancia, y el trato, aristocrático, efectivo sin ser empalagoso. Llevamos la taza y la cisterna, y la tapa de la taza, a Ibrahim. Trabajar con una mujer, si uno ya es menos que mujer, es hacer las cosas a medias. Me refiero a trabajos de fuerza bruta y que la mujer usa tacones. Mi hermana en la calle usa tacones. Y ahora la taza el water en los salones del Mercado. Esperando un transportista.
--Yo luego la paso pa dentro --dijo Ibrahim--. Hay que cuidarse de los perdigueros. 
El próximo viaje a Baño Barato necesito un hombre. Fabrico un anuncio, imitando el de un inglés:

Contrato amigo piadoso.
Misión: Transportar y cargar al hombro una taza y una cisterna, y la tapa de la taza la puedo llevar yo.
Imagen social: Nula. Puedes quedar como un don nadie, un tipo nada sabio, y pringao cargador.
Consecuencias: puedes quedar deslomado, herniarte.
Pago: ninguno.

Bueno, ya está. Mis amigos piadosos sin embargo no leen esta página. Están ocupados. Y Christian en alta mar. Cuando lo vea tengo que decirle que ya tengo a la ideal modelo. La volví a ver anoche cuando iba con Juan Royo a las japonesas de verano. Christian puede estar conmigo de ayudante, y Jose de discípulo. Yo soy el maestro. Eso que quede claro. Enseño a un hombre lo que me enseñó una mujer y a esta mujer lo que me enseñó ese hombre. Soy el maestro de mis maestros. 
En pintura sólo existe el dos y el cero. El cero es el blanco transparente. El dos la intensidad y la evaporación, la lejanía y la cercanía, la luz y la sombra, el color y su opuesto... El hombre que digo fabricó un semen primordial. La mujer le enseñará a dispersarlo. Lo demás es lo que ocurre entre un agujero negro --lo leí hace poco-- y una estrella cercana. El agujero da mordicos a la estrella, se come pedazos de estrella, y luego vomita y la estrella se alimenta de este vómito. Es la principal lección. Lo demás son técnicas. La mìa es deficiente. No sé cómo lograr que la imagen del gato Lucas salte del lienzo. Nada. Sigue pegada al lienzo. Pero alrededor todo se aclara. El blanco transparente es milagroso. La pintura niega el blanco. Este blanco lo sabe. Está pero es invisible.

*
El otro día con una amiga pintora. Ella dice que no. Que sólo es una copista. Una copista de cuadros que son una marivailla. De un pintor de Las Palmas sobre todo. Un pintor de la plena luz. Un artista del baile del color y de las líneas. Muy cercano al pintor de Italia que vivió en Francia y dicen las malas lenguas que Picasso se quedó con sus mejores cuadros. Picasso que se acuerde que en la zona de La Recova tiene una copia que no pudo hacer en la tierra. Me la dictó desde el cielo. Yo la copié. Yo la firmé.

Y en el Almanaque de Nguyen la playa de las Teresitas. Nace Julio. El otro día fui. Dan ganas de volver.

Imagino a Cervantes visitando a Francisco Rico. Imagino un entremés. Rico acaba llamando al bedel para echar a Cervantes, un pringao que entró de la calle y se atreve a corregir sus correcciones. Faltaría más. La autoridad en El Quijote es él.
--Vale, sabio resabiado, me vuelvo a donde están mis huesos --dice Miguel mientras el bedel lo arrastra por los sobacos a la puerta de la calle.
--¿Cómo? Eh, eh, espera, ¿sabes tú dónde están tus huesos?
--¿No lo voy a saber?
--Suéltalo, Fermín, y baja a la bodega, y trae ese vino que probaron anoche Juan Royo y Jesús Castellano.
--Sí señor, La Isleta. De Tacoronte. 
Etc.

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