viernes, 4 de agosto de 2017

amores variados

después de los agasajos, viene la clausura. Ocupo días de celda en ejemplares únicos. Colección Animal. Tomos de arte los desarto y los dejo reducidos y las páginas sufren el gesso, el color y el añadido y borrado de líneas y planos. Destrozando el juguete, el niño aprende el mecanismo. Investiga. Lema Pepe&Chito: no copia nada, todo lo usa. Y lo desusa. Los tomos eran pesados, los dejé livianos. La broma de exponer en el Moma ya está gastada. No hace reír. Y exponer en Santa Pus no sé, también parece que no. Recuerdo un cuento  de Fonseca: el pintor no sé quién de pronto  tiene una fama descomunal y, de la noche a la mañana, amanece rodeado de un olvido descomunal, comiéndose los cuadros.
Una historia real oí acerca de Tamara de Lempicka que se parece. Con el triunfo del abstraccionismo en el mercado del arte, intentó cambiar de estilo, dejó atrás el realismo manierista que la llevó a gozar el glamour mundano y quiso hacer cuadros abtractos, pero la olvidaron, la desexitaron.

Busco en google Lempicka y me entero de algo que me sorprende.
En la novela son personajes pasajeros la pintora y la bailarina Isadora Duncan. Cada cual por su lado. De Isadora me emocionó la película y luego leí una biografía, en un libro donde estaba también la vida contada de Lempicka. Lo que desconocía es que ésta pintó el cuadro Autorretrato en un Bugati verde. "Recuerda la trágica muerte de Isadora Duncan".

En la novela la bailarina fallece en la carretera de Taganana, cerca de la playa de Almáciga. En la realidad, la pintora se va de este mundo mientras dormía, en Cuernavaca. La enciclopedia en red lo cuenta: un escultor mexicano, amigo, lleva sus cenizas en helicóptero y las arroja en el cráter del volcán Popocatépetl. Escena cinemascope.

Otros rasgo biográfico que desconocía es el amor entre el poeta José Martí y la Niña de Guatemala.
Él tenía 25 y ella 16. Él era su maestro particular y ella la alumna. Un amor que, según la crónica, no se hizo cuerpo. Permaneció platónico. El poeta, comprometido con una cubana, próximo a casarse, no le quiso dar alas al pecado y, cuando terminó el curso, se fue, se casó y no quiso ver más a la niña. Ella le escribe pidiéndole por favor que la vaya a ver. Él no contesta ni va a visitarla. Ella se suicida. José Martí escribe:

Quiero a la sombra de un ala,
contar este cuento en flor;
la niña de Guatemala,
la que se murió de amor.

Eran de lirios los ramos,
y las orlas de reseda
y de jazmín; la enterramos
en una caja de seda...

Ella dio al desmemoriado
una almohadilla de olor;
el volvió, volvía casado;
ella se murió de amor.

Iban cargándola en andas
obispos y embajadores;
detrás iba el pueblo en tandas
todo cargado de flores...

Ella, por volverlo a ver,
salió a verlo al mirador;
él volvió con su mujer,
ella se murió de amor.

Callado, al oscurecer,
me llamó el enterrador;
nunca más he vuelto a ver
a la que murió de amor.

Como el bronce candente,
al beso de despedida
era su frente --¡la frente
q más he amado en mi vida!

Allí, en la bóveda helada,
la pusieron en dos bancos;
besé su mano afilada,
besé sus zapatos blancos.

Al romance, me parece, le sobran las coplas 2, 3 y 4. Salvo los versos "ella por volverlo a ver / salió a verlo al mirador".
Delatan la vanidad del autor. Del hombre enamorado que recibe de la enamorada, joven de alta cuna, una prueba de amor sin paliativos.
Vanidades aparte, la historia más aproximada que he leído del caso del enamorado que venera a su amada muerta, es un texto de Marcelino sobre el corsario Amaro Pargo.
Cartas de una monja portuguesa delata el dolor de la enamorada que no recibe visita del amado. Pero en este caso el amado es un burlador, un laja. En París las cartas eran motivo de risas en las tabernas.
Y ahora q recuerdo, Isabel II de España tuvo un percance similar, por uno q la dejó por otra. Nada q ver con José Martí. El poeta sí amó, pero se apartó porque no quiso dañar a su mujer ni dañar su honra de marido. La que sí quedó dañada fue la joven de Guatemala.
Tampoco sé si besó su frente y sus zapatos blancos. Al entierro sí fue pero llegó tarde.

El tema de hombre q a pesar de amar rechaza es más amplio. En Doña Bella, novela y culebrón televisivo brasileño, él --igual que el él de Mejor cuando improvisas-- la rechaza por imposiciones sociales, pero doña Bella no muere de amor sino que lo encuentra más abundante, se mete a puta, no por obligación sino por gusto. Clientela rica, de dinero. Relaciones políticas de alto voltaje.
Él se arrepiente de haberla dejado y regresa a buscarla, confiado en que ella saldrá a verlo al mirador, pero lo que hace es ponerlo a la cola en la sala de espera con los demás clientes. El final es feliz. Con el tiempo ella, suficientemente acaudalada (honrada), deja de vender amor fingido y le regala a su hombre, en exclusiva, el amor verdadero.

mujer hecha y derecha
no muere de amor.
Si él kiere morir,
q vaya con Dios.

Y si kiere vivir,
ya sabe quién soy,
q pague con honra
el bien q le doy.


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