martes, 2 de abril de 2019

a Ignacio Gaspar

Amigo:

Con el deseo de que todo vaya bien y tu novela siga creciendo sin prisa pero sin pausa. No sé si aquí o en otro lado, dije que la soñé como una película. Donde los rosarios de preguntas suenan como una música. Una turbadora sinfonía. Con largos silencios humanos donde sólo se oye el viento, la bruma o la gaveta donde guardaban aquellos la comida. Escenas en blanco y negro se interrumpen con pocas escenas en que va apareciendo el color. Hay una película rusa donde se hizo esto muy bien. El color lo marcan los siete vestidos de María Cahina, arco iris soñado en una tierra en blanco y negro.

No sé si es tu novela o es que veo ahora así la realidad. Por aquí mucha feria cultural. A Tenerife Noir no pude ir ni un día. Una pena. Ganas tenía de encontrarme con Angel de la Calle, el director de contenidos de la Semana Negra de Gijón. Recordar un poco esa época que está en la novela que te dejé, Horizontal jazz. Algunos remendados más le he hecho, pero no creo que la maree mucho más. Esa novela y la que la precede sería lo más cómodo publicar ahora. La parte que se refiere a las islas es imaginación pura, ningún personaje está inspirado en la realidad; la parte asturiana sí: Roger Wolfe y José Luis García Martín; pero sólo inspirados. En el desarrollo se convierten en algo que no tiene que ver con ninguno.

La del gigoló sería de más interés aquí. La novela se desarrolla casi toda en este territorio. Y algunos personajes sí germinaron de la realidad y en el desarrollo no perdieron del todo el retrato real. En fin, más comprometida. Más dada al cotilleo y a la conjetura. Retirada vida, dijo fray Luis. No es momento de mucho ruido.

Más me está llamando, para ponerla en posición de salida, una construcción de cuatro cuentos. La titulo Injertos. Porque es lo que son. Unión de cuentos de Borges con cuentos de revistas baratas pornográficas. El resultado es tremendo. Borges escribió que Las mil y una noche germinó en los albañales. Se nota. El lenguaje obsceno, antiguo estiércol, se fue puliendo y convirtiendo en flor, y la buena conserva un filo del aroma de la buena mierda. Eso es lo que he intentado, en cuanto al estilo.
En cuanto al contenido, es seco. Sin sentimiento. Sólo emociones y cálculo.

La fuente es meramente literaria, como en Agosta escribe. Es como navegar sin la carga de la vida. Sin motivos personales. Si aún puedo editar algo, quizá empiece por estos cuentos. Me gustaría hacer ilustraciones pero a tanto no me atrevo.

Bueno. Esto para darte la tabarra con lo que tengo encima. Y esperando esa obra corta, que sea como una palanca que mueve el mundo.


No hay comentarios: