jueves, 7 de abril de 2011

cena japonesa

Ayer grata y exquisita cena con Juan Royo, en el japonés cerca de la alameda en S/C. No tenía boli a mano y no pude tomar apuntes de los distintos platos ni de los momentos más interesantes de la conversación con Juan. De todas maneras no hubiera podido, la servilleta era de tela. Juan quiso enseñarme a manejar los palillos. Le dije que desistiera. Puedo aprehender lo complicado en un segundo, pero lo sencillo me cuesta un cursillo de nueve meses. Ya me lo decía una antigua compañera de dormitorio: "Tú ves lo que no ve nadie pero no ves lo que ve todo el mundo". Sin embargo, me sentí orgulloso cuando el camarero elogió mi modo de adobar el pescado crudo con el picante. "Ningún cliente lo ha hecho como usted, que es como lo hacen en Japón". Y además, me defendí con los palillos. Eso me recordó mis ascendencia oriental. Hasta ayer creía que era china. Pero pude comprobar que la estética japonesa me templa con más hondura los nervios, aparte de mi ya devoción al pescado crudo. Recordé Samurai. Tal vez lo retome y vuelva a intentar una segunda edición. Muchos caminos abiertos. Envidio a Juan, con perfecto control sobre una novela ("en mi estilo", dijo) y un libro de cuentos. Ojalá tenga suerte y su obra sea valorada en... En cuanto a los cuentos, uno suyo, con su peculiar sobriedad incisiva, puede que sea buen contraste y colofón en la hipotética colección "El bar de la ignominia". De vuelta a San Andrés, se me pasó preguntarle como es "Cuervo de papel" en alemán. Tal vez en alemán fucione mejor ese título. Y aparte de todo esto, mi apoyo incondicial, racional y sanguíneo a Anghel en su polémica con los castrados literatos de sentimientos... (no pongo la palabra vulgar que aquí corresponde).
Por lo demás, por lo demás no sé muy bien ahora qué.

1 comentario:

Jesús Castellano dijo...

al oyente Chani le gustó el programa del martes último. Anoche soñé con Liz Taylor. No recuerdo el sueño pero sí, más o menos, la canción que me dedicó al final, cuando me abandonaba por mi desdén:

"Mira que hablo
doblándote la boca,
porque fue tu clero
dejarme sola...
No hallarás en mí
más una amante".

La música era de copla española.