domingo, 15 de julio de 2012

un saber...

"Hay un saber que sabe el hombre bueno
y que ignoran los sabios de este mundo.
Lo más claro es también lo más profundo,
lo propio puede ser lo más ajeno"

(Machado&Martín (ver el blog La Arcadia))



Hay días que empiezan con llantos y desembocan en Ismael Serrano (que es como decir el paraíso) y en los blogs de Lizundia, Ramón y los otros animales... Al ex amigo JMLZ, que encuentre lo que quiere. A Ramón... no me acuerdo ahora qué tenía que decirle. Tenía el móvil en contestador.
El otro día vi un titular en un periódico pero no tuve tiempo de leer la letra pequeña. Era sobre la adicción al móvil. (Un asunto serio. Si yo fuese médico recetaría al paciente tres horas sin móvil). El titular debe decirlo todo. La letra pequeña debe estar destinada a los occiosos, a los que no tienen otra cosa mejor que hacer que leer un libro. A todo libro que se publica hoy aquí en Canarias, deberían ponerle este producto puede ocasionar daños morales   . Unos porque son adictivos, y enfermamos de quijotismo. Otros porque son aburridos o líricos, y estamos buenos ahora para aguantar pelmas vestidos de poetas. Hasta que no se publique el libro del No-G-21  capitán M, me refiero a los poemas, no podemos ahora hablar de poesía. No existe, o muy escondida. Marlou Diésel, el segundo libro de ficción narrativa de Marcelino,  merece tocar otra vez luz pública. Pero ahora estamos hablando de poesía. Ayer sábado conocí a Matías en la calle y Jose en casa, que es lo que quiso ser Gil de Biedma, un poema. Las personas que son un poema despiertan admiración, y repudio las que quieren y no pueden (cito al licenciado Vidrieras). Elegir el oficio del poema es lo mejor y lo peor que se puede ser en este mundo. Uno porque el poema malo causa vergüenza ajena, y lo otro porque nada es superior al poema, a lo que logra el poeta. Diga lo que diga Lizundia y su cerebro viajero.
Ahora en el menester de la poesía nuestra quienes me interesan son nombres con M. Marcelino y Martín. De Marcelino, ojalá Anghel sea listo y saque primero ... . Necesitamos esos poemas. Las novelas, salvo unas pocas, tendrán la guillotina que merecen.
Ah, ya recuerdo lo que tenía que hablar con Ramón...


Esta mañana después de Valleseco, la vecina barriendo... El otro día después de la bronca con F y hoy domingo después de una bronca que tuve conmigo mismo. Esta vez con una presencia que hizo acogedora la entrada en la casa de la calle El Tanque. Del Planto pasé al Canto en dos segundos desde que la vi.
Cuando hablo de la casa, siempre recuerdo un cuento de Berto, aquel que habla de Isabel, y nombrar a Isabel, la mujer que hizo la película La isla donde se perdió La edad de Oro, estaba socialmente vetado en la tarde de un día que ya es ayer. Hoy se puede hablar de la Isabel de Barandal Paraíso. Pero mis afinidades  hoy domingo  son nombres con M. Especialmente Martín. Pepa Martín y Pepe Martín. (Curiosa metafísica que esta vez la M esté después de la P y no antes). Si hablo de Pepa, necesito un estilo que sea un poema. Necesitaría ser un Martín o un Marcelino. Y por ahora soy sólo Jesús, repitiendo que no enjuicies y no serás enjuiciado y oyendo cantar y tocar a una mujer anoche o hablando con quien me decía que no hablara de Ella. Pepa reinando en el locus amenus, y Mónica de Radazul y Mercedes, hija de un notable escritor de aquí (Idea pronto editará uno de sus libros), y Tini y Carmen y Ella, Y Carlos de La Gomera y Martín. Y Bucanero. Y Pastel de ...
Un cielo que no hay que nombrar. No sea que lo oiga el diablo.
El amor y los negocios son incompatibles. Pero sólo la Mujer que vale es buena en el amor y mejor en los negocios.









 

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