domingo, 1 de julio de 2012

entre la noche y el día

Sabado 30
Anoche caminé desde ... (tal como está el patio, mejor ocultar algunos datos) hasta la Laguna. Bajaba a pasar por el local del brujo, cuando tropiezo con los animales del Zoo. Lamenté ser ya un pureta. Hubiera con gusto amanecido en esas pequeñas jaulas de La Laguna donde sí es la noche.

Viernes 29
Por la mañana con Ramón, sus dos criaturas y su amigo Miguel, en la ruinas de la antigua casa de Amaro Pargo. Hablaremos el martes en la radio hablaremos del Corsario religioso, a la luz de un relato que Marcelino publicó en el número cero y único de la revista La Puerta. Si Dios quiere.

Por la tarde, en la presentación de la novela No es la noche, de Carlos Cruz, Eduardo García Rojas me congratuló señalándome como escritor con cierta valía. El elogio, cuando viene de alguien como Eduardo, es valioso. Todos los escritores que conozco de por aquí, yo el primero, sentimos por por este autor admiración y respeto. Si hay una crítica que pone las cosas en su sitio --no exenta de cierta piedad en ocasiones, o ausencia de crueldad-- es la que escribe Eduardo García Rojas, a quien cada vez más siento aproximarse a esa suerte que es la condición de Amigo. Y más ahora, que Amor me ataca de nuevo y me hace menos bestia y más hombre corriente, y soy vulnerable a los piropos. Hay males peores.

Por la noche, ya huido de lleno a mis soledades, me llama mi amigo Berto.
--Espera, espera que no controlo el puto teléfono... Te llamo por lo de la otra noche --cuando me despertó de madrugada--. A ver si sintetizo para no marearte, y espero que no metas la pata, y esto te lo cuento para que no lo metas en el blog. ... ... ... El cariño hay que negociarlo.

La presentación de Carlos Cruz me dejó con ganas de leer la novela (Ramón la pilló y seguramente la tendremos también el martes en las ondas) No es la noche.  

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