martes, 20 de noviembre de 2012

pasado, presente y... ¿?

Mira que mirar más negro,
mira que mirar más triste.
Ese pájaro en la jaula
y no le ponen alpiste.

El otro día en Los Cristianos, Ernesto Suárez presentó el libro Tierra de pájaros, de Ignacio Gaspar. Como al parecer ya el crítico poético no se acuerda de uno, nos ahorramos la banal y tediosa conversación que sucede entre dos colegas que se cruzan y que no tienen nada qué decirse. Mi contacto con él fue breve in illo tempore. Hace muchos años, me invitó a un congreso de poesía que se celebraba en el Ateneo de La Laguna, adonde también, como yo, viajaron desde Asturias a la ciudad histórica mis entonces amigos José Luis García Martín y Roger Wolfe. Amigo de superficie el primero y más intricado Roger. Posteriormente, a Martín le pedí un relato, en forma de diario, sobre su estancia en Tenerife para la revista Lunula. Antes no les daba importancia a esas cosas. Ahora que sí empiezo a darles importancia --influencia de las vanidades sociales-- informo de que, con que esa colaboración, Martín inició lo que a la postre se ha convertido en la producción más llamativa de su obra, aun teniendo en cuenta sus temidas críticas (que hoy vierte a veces en su diario), sin pelos en la lengua. Me refiero a su diario público, que ha salido a la luz en varios libros y que ahora continúa en su blog La Arcadia. Recuerdo que aquella entrega, su viaje a Tenerife, ridiculizaba a los presuntos poetas de aquí que en aquel momento lo agasajaron y lo adularon y lo llevaron de excursión a Taganana y al Teide, como es natural. Pero Martín no tiene nada que ver con el godo mártir, taimado y petulante que habla paja y la mitad no la entiende ni él mismo. Martín es un autor de estilo diáfano y que va al grano, y además de admirable estilo, o quizá por eso, es un hombre con una inteligencia reveladora y divorciada de cualquier componenda política patológica. Lo dicho, lo contrario del godo confuso y taimado a quienes en este país, aquejado de complejo de inferioridad, muchos intentan imitar, con los mismos o peores deplorables resultados. No los entienden ni en su casa, pero ellos contraatacan recurriendo a supuestas fuentes que están por encima de la mayoría. Sí, las fuentes todas están por encima de la mayoría. Por mi parte, gozo ahora de uno que, entre otras, me ha inspirado estas coplas serviles:

En guerra con mis entrañas
no me interesan las guerras
de una muy fea alimaña
que anda por estas tierras.

Por ese oficio le pagan,
por ese oficio de lerdos;
que su dinero lo gaste
con su cohorte de cerdos.

De tanto querer ser más,
da asco lo que es de menos.
Más vale sufrir aprietos
que deber favor a ese ajeno.

Con quien me juega legal
es que con quien sufro y divierto,
mas a la infame batata
no trago ni aunque esté hambriento.

Antes sufrir de sed
que beber con ese muerto.


Bueno, que el preludio me gastó la hora de ordenador. Quería escribir sobre un actual caso de política literaria protagonizado por Roger Wolfe. Saludable dar de ello noticia y discutirlo. También pretendía contar un sueño cuyos significado latente descubrí ayer mientras le echaba una mano a Marcelino en el Sagitarius. Mañana, si Dios quiere, será otro día.
Hoy nuevo programa de La Puerta (supongo) en Radio Unión Tenerife. Un programa que empezó con la imagenería de un barco a la deriva, acción teatral que generó aceptable derrota. Hoy en peligro de estrellarse en los desfiladeros de la infamia, y necesitado de un nuevo Capitán al mando. Yo, por maniobras enemigas, pensaba pedir la liquidación (dos patadas) y mandarme a mudar. Sin embargo, después de leer la última entrada del blog ¿ES suyo este jardín? mejor sigo allí de cuerpo con su voz hasta que el director de la película decida el fundido en negro y The End.

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