martes, 11 de febrero de 2014

--A veces leo libros sólo con el fin de tener más motivos para despreciar a sus autores --personaje enigmático. ¿Quién dijo esto?
Por mi parte, a veces creo que me meto en papeles sólo para alejar a los amigos. Debo tener vocación de ermitaño. Sí, pero depende dónde. No aquí, por favor.
Me retiro de cualquier negocio. No tengo capacidad cerebral, ordenamiento jurídico, lista de clientes, ni me conviene añadir a los propios errores, hacer perder el tiempo al prójimo.
Recuerdo cuándo Sombrita ganó a Lopopolo. Yo estaba en un circo. Santa Cruz fue un fulgor de alegría. Alegría rota cuando, en Italia, Arcari tumbó al paisano, que llevaba haciendo una buena pelea hasta el momento. Lo vi por la tele. En blanco y negro.
A veces no puede uno escribir cartas, ni contestarlas. No sabes qué decir. ¿Digo esto? ¿digo lo otro? Toca silencio.
Así terminaba, invocando al silencio, una cita de Orlando Cova que Alejandro puso en el inicio de algo suyo, el martes anterior en La Puerta.
Hacia allí vamos. Hoy con Luisa Reyes y el teatro Guimerá.
Silencio, se rueda.
Empieza la película, en el pasado, mejor pasado, en la plaza toros una coche. 
CRIMEN. 

No hay comentarios: