lunes, 2 de junio de 2014

Mi pequeña amiga
se quiso marchar,
no sé si volverá.
Si quiere volver
que vuelva,
Si no vuelve,
me perderá.


Ahora es tiempo de Enemiga, doña Hacienda. El miércoles a la una y media allí con Nube Pasajera. ¿Quién es Nube Pasajera?, me preguntan. Es mi protectora social. Mi deficiencia política la necesita como agua de mayo. Y si la realidad fuese el cuento de las mil y una noche, yo sería Serezhade y ella el príncipe que oye las historias, hasta que amanece.

El cuadro iniciado el otro día en la plaza Weyler cobra vida, y donde hay vida hay amor, imagen de horchata cayendo hacia el cielo. 
Tierra fértil. El cuadro lo quise hacer allí porque esa plaza me trae recuerdos, de guerra y de amor. El cuadro camina hacia la imagen de esos dos recuerdos. Hasta el próximo jueves, no lo tocaré más. Después del jueves ya veremos que color se adueña de la tela, si de amor o de guerra. De este misterio depende el destino del cuadro. 

Esto me recuerda que tengo que comprar un lienzo, y un alargador y... Y algo más, pero ahora no me acuerdo. 
Si me acuerdo de lo que decía Ibrahim ayer. Los pensamientos mezquinos engrendan mezquindad, y las miserias atraen miserias.
Hoy leí a Andrés Chaves. Cada día más guerrero. El hombre da en el clavo. Hacer sin esperar recompensa. La recompensa es el mismo hacer, o no hacer. El momento que vivimos es ahora. Ayer ya no es, y mañana nunca será. Bueno, no sé. El miércoles Hacienda. Que no se me olvide.  

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