miércoles, 25 de junio de 2014

"Miller si quería ser escritor; yo no. Él lo era; yo probablemente lo sea y no lo sepa".
La ilusión. José Rivero Vivas.

Ha tiempo, ocupan lugar de honor en La biblioteca de La Granja los libros de Pepe. Mejores honores merece nuestro amigo. Los tendrás. Justicia se asoma a la puerta.
Puerta Canseco. Calle donde hoy está la pobre ruina, en relación teosófica con el Balneario y la Plaza Toros, de lo que fue edificio del colegio Tinerfeño Balear. Lo recordé hoy por un artículo que sale en El Día.Yo estudié allí en los años sesenta, creo. Recuerdo a Venanceo dictando sonetos ejemplares. A Oriol, el hijo del ciego, adicto a Formula V. A Pineda, matemático avazando, lo ayudé a construir un cohete. Se levantó dos metros del suelo. La maleza del monte donde preparamos el lanzamiento se quemó, y salimos corriendo. Samuel, creo que judío, por lo menos (salvo Pineda, que era un genio) el más intelingente de todos los de clase, estudió luego Medicina porque lo entusiasmó una película de hombres diminutos que se metían en un cuerpo humano. Enrique, amigo íntimo con el que todos los día subía y bajaba del barrio Salamanca al colegio, jugaba muy bien a la pelota, y era estudioso. Vargas, con el que iba a pescar peces de colores al barranco, para llevárselos a la señorita ... a la casa el domingo. Bella era la señorita. La soldada valía la faena. Y más profesores, la señorita Mercedes, que se río de mí porque descubrí el teorema de Pitágoras, pero no se lo tuve en cuenta. Las clases particulares las daba en su casa, y por su casa merodeaba su hija, bastante guapa y simpática. Bueno, no sigo. Pues empiezo por el colegio, sigo por la Universidad y termino en el cuartel. 

Ayer alegría en La Rambla. No soy proclive a portarme bien, pero cuando me esfuerzo lo consigo. Aunque tengo que aprender qué es eso de portarse bien. En fin, no todos son recuerdos inocuos y alegrías. También hay tristeza. 
Tristezas que no dañan el trabajo. Trucciones de poetas orientales, con JRamallo.

Cántale, mar,
nana marinera,
canten tus olas.
la niña duerma.

 Y nuevo regreso a la pintura, después de una etapa en dique seco. El curso con Nguyen fue provechoso. Incluso gente familiar que mis cuadros no los apreciaba un comino, ahora dicen que tienen interés. Y los que apreciaban lo anterior, han visto mejor que nadie una mejoría que se basa en... no lo voy a decir. Ojalá más cursos me depare el destino, y salud y entendimiento. Queda camino por delante.

Viejo, la tristeza me la guardo.


No hay comentarios: