viernes, 24 de octubre de 2014

Encuentro con M y T

El pasado miércoles, M*** me regaló la primera edición de Antes de amanecer (Isaac de Vega). En realidad segunda edición; la primera se desvaneció en un incendio. La leí hace más de treinta años. Es una de las pocas novelas que ha vivido conmigo, o yo con ella. 
M*** dice que El cafetín (última publicada de Isaac) no es buena. No estoy de acuerdo.
--Quizá tiene exceso de "como"... --digo, recordando una observación de R***.
--Le hizo falta un corrector.
Aún así, es obra completa. Refleja la vida, en sus sombras movedizas, con una claridad que hiere el alma.

Hablamos también de otros autores, otras obras. Divisa de las hojas. Ella también la ha leído. Para mí, lo primordial en esta novela es la pasión sexual, a veces amorosamente revestida, en el sentido que Schopenhauer le da al amor: un engaño de la especie sobre el individuo. La civilización, lo social, lleva al individuo a bodas de conveniencia. La naturaleza, en cambio, arrastra a la hembra hacia el macho dominante. En Divisa de las hojas, el modo cómo la novela nos hace ver o sentir la pasión sexual, a veces disfrazada de amor, la eleva sobre sus defectos. M*** me pregunta si me acuerdo de un personaje filósofo que yo había olvidado. Uno que le da importancia suprema al valor pitagórico del número.
Es curioso, cuando bajaba a verla, recordaba un sueño donde aparecía un 6 relacionado con una persona, y luego otro 6 con otra, y luego puntos suspensivos (...). Faltaba un 6 para completar el número del Diablo. 
La imagen de lo fatídico, contra lo que sería lógico pensar, no siempre señala desgracias sino todo lo contrario. Es decir, 999, la cifra que contiene el nombre de Dios. 
Es la ley de las correspondencias. Una imagen sombría lleva a una realidad luminosa. Y al revés.
Toda ley, para evitar su agotamiento, necesita periodos de descanso, curas de sueño. 

--Tengo la nueva novela de Juan Royo --dice M***
Hablamos de Juan. Notable novelista. Estamos de acuerdo. Aunque Fulgor del barranco tiene un fallo grave: el moro anarco sexual no folla con la señora cristiana. Yo prefiero Puerto Santo. Es una aportación importante al humor, humor ácido, continuación (no sé si el autor es consciente) de la República bananera, de Alonso Quesada y un amigo periodista. 

--Tiene 88 páginas. 
88 es un número que sale en Telarañas (propio primer intento de novela), relacionado con Cataluña y con un crimen. 

Me despido alegre de M*** y voy a buscar a Tornillo Flojo. 
--¿Qué tal, Tornillo flojo?
Se enfada. Una dama le puso el nombre. Lo tiene martirizado, no sé si la dama o el nombre. Y encima no lo dejo caminar porque lo tengo atado a la mesa de una terraza. Un sitio con Aldea. Sabor a pueblo. ("Pueblo", es una cosa que ya no existe, es una palabra anacrónica, ya más vacía que la política anti oro negro de los ecologistas de table, coche y tabla de surf con motor fuera borda. En fin.)
--¿Tú qué? ¿cuándo te vas a curar esa puta pata?
--Déjame ver el partido... Sí, animal, ya sé que eres un presa canario, gomero además, así que no te portes como un caniche bobón... Mira el partido.

James galopa... así, así, así juega el Madrid. 


El gato Lucas también se mete con mi pata, pero lo hace para que le limpie el cagadero o le dé de comer. El perro Tornillo es más atravesado. No sé por qué lo hace.

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