miércoles, 12 de julio de 2017

continuación

Ay amigo del alma
entre que ayer mandé la carta sin terminar y que esta noche no duermo, aquí estoy otra vez. No duermo porque no hago sino pensar en quien amo. El deseo sexual es más democrático, pero prefiero la dictadura del amor. Y el amor nada. Y yo aquí, un poco mejor pero todavía imposibilitado para blandir mis armas y salir al mundo a buscarla y que sea lo que Dios quiera. Esto es una jodienda. Ya que no sé nada de quien me tiene encarcelado el alma, el cuerpo y el pensamiento, he procurado conformarme con el deseo, pero tampoco nada. No encuentro hembra placentera que me quiera a mí.
Dice un filósofo que el amor es una trampa que la especie tiende al individuo. El amor es el cuerpo, ¿te acuerdas? Pero no es su cuerpo lo que especialmente quiero, que se guarde su cuerpo si  quiere y que su mente bague por donde le dé la gana. Pero bueno, esto es un poco complicado de explicar. Es complicado de explicar porque yo no lo entiendo.
Hace mucho que la insensatez humana está ahí. Luchar contra la insensatez es hacerla más gorda. Y tan inútil como luchar contra la insensatez de la naturaleza.
Y de política qué más te digo? Se me pasaron las ganas de hablar de política.
Se me pasaron las ganas de hablar.
Espero que estés bien.
Un abrazo.

No hay comentarios: