jueves, 27 de julio de 2017

Otro café quemado. Por culpa de las telas vírgenes. Me embebí, como un poeta ensimismado, en manchar los lienzos. Los 3. Quería pintar las adelfas blancas q hay en el jardín de la calle, antes q el calor las mustie, y pinté escenas con humanos. Una bailarina verde, figura expresionista y fondo que recuerda a Chirico. Le falta profundidad. No me visitó Oscar Domínguez. El  otro empezó por un dibujo aunado de dos fotos en internet. Una la publicó Alba Sabina. Se ve un fotógrafo haciéndole la foto a una mujer sentada delante de un tapiz con bello paisaje, y alrededor de la falsedad ruinas de Varsovia en la II guerra mundial. La otra foto no sé el autor. Se ve una mujer de espaldas, semidesnuda, o semivestida, mirándose al espejo. Su desolación recuerda al hopper de la mujer sentada en la cama.

Hoy por la mañana llamada del Cuervo. Hoy tampoco baja. Se fue pal Sur. Y yo mañana, que es futuro, al Puerto.
Puse los cuadros a secar al sol en la puerta de la calle. Voy a recogerlos y a calentar un café.
El tercer cuadro está en proceso. Sobre dibujo con carboncillo puse una capa diluida de acrílico naranja. La segunda "foto" parece ahora una mujer gigante, enseñando las nalgas, y el fotógrafo enfocando la cámara al ojo del culo.

Las noticias de estos días son la espiral de piedra y la mar contaminada. Muchos feligreses y todos cagamos, y los naturales también. No hay mar pa tanta mierda. Lo del Teide es otra cosa. Las autoridades en vez de aprovechar y vender la escultura, se rajan las vestiduras como cuando los ataques a las diosas del parque Sanabria. En vez de vender visitas, no, a llamar energúmenos a los artistas gamberro. ¿Qué se pueden esperar? Ni siquiera aprovecharon los barcos con escapados de Africa, obras de arte. No, los destruyeron. Esa es la política.

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