Yo ya tengo mi sombra
pegada como una lapa,
no necesito más cosas,
ni moscas ni garrapatas.
Como en aquel Atahualpa
los ejes de mi carreta
ya no los quiero engrasar,
pues su ruido me consuela.
Rueda la luna en el cielo
y la rueda en el camino
y ruedan los pensamientos
para tenernos cautivos.
No hagas más fechorías
ni enciendas más velas negras
que se te seca la cara
y no da frutos la tierra.
Te quedaste con el anillo
que por querencia te di,
lo guardaste en el joyero
y dijiste sal de aquí.
Te quedaste con el bastón
y lo pusiste al fuego
para jugar con las llamas,
ay qué triste fue ese juego.
Me dejaste por ser pobre
por otro con más dinero
y cuando te viste sola
tú me llamaste de nuevo.
Son las cumbres borrascosas
páginas de una novela,
por querer tenerlo todo
te quedastes a dos velas.
Eso es lo que me faltaba,
que coño que yo no tengo
me esté dando la tabarra
cada vez que voy y vengo.
Arrállate cuatro millos
con la malilla de bastos
y si pones bien la sota
el envite habrás ganado.
Me dejaste con veneno
en la charca de los sapos,
así son todas las ranas
de estos cuentos baratos.
Qué bien te pones bien puesta
cuando miras al espejo
mas lo rompes si te dice
que eres un fuerte pendejo.
Celos tienes de esa niña
que está con siete enanitos,
ella gozando en el bosque
y tú sola en el castillo.
Por hablar con la María
quitóme el habla la Juana,
así son las tonterías
de las costumbres humanas.
Hay en Güímar cristo negro
y en Adeje virgen rubia,
en Icod está el siervito
y la monja en La Laguna.
Ya se fue Amaro Pargo
y se fue Cabeza Perro,
éste dejó cuento amargo
y al otro ni lo recuerdo.
Ya aquel buen hermano Pedro
se nos quedó sin ovejas,
ya no se escuchan balidos
en esas cumbres bermejas.
Ya se va para el barranco
el mirlo que esto cantaba,
queda la noche en silencio
y mañana otra jornada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario