sábado, 27 de febrero de 2021

crece la luna

Enán ya tuvo el juicio. Salió bien librado. Un año de cárcel que no tiene que cumplir, si no lo cogen en lo mismo.

--Entonces qué --me comenta T en la barra.

--Qué de qué?

--La vida, por lo menos vamos pasando la vida.

--Te voy a poner un plato de sopa --me dice Ibrahim.

--Marcos no come, devora --comenta Matías en la mesa uno.

Le pregunto a S si va a ir esta noche a la barriada de las alcantarillas colgantes. Se enrolla como una persiana. Es Cantinflas en calvo y en cara redonda.

--Marcos, pide otra hamburguesa que te la pago yo --grita Matías desde la mesa tres.

Por la escalinata sube la hija de la dama del perrito, que de dama no tiene ni la d, es una machorra. La hija tiene volumen pero lo más que llama la atención, además de su voz infantiloide, es como viste. Pantalones de goma ajustados a los muslos, camisa floriada por encima del ombligo... 

Enigma de mujer. Lo macho auténtico que tiene la madre lo tiene ella de femenino, pero en falsete.

La luna parece que está menguando. O creciendo. 

Con el Corre no tuve mucho trato. Era muy alterado, muy fuera de sí mismo. De su muerte me quedé con la imagen de los tres dedos volando en el aire, con el golpe del cuchillo.

--Ese cuchillo lo usaba para cortar el chocolate y picar la heroína, seguro que murió infectado --dijo el informante.  

El bar es una danza, ajena a los infortunios.

--La vida, por lo menos vamos pasando la vida.

2 comentarios:

Juanjo Rodríguez dijo...

Te leo. Tu manera de escribir está en las antípodas de mí. Nunca jamás se cruzarán nuestros mundos (bien cursi esto, ¿a qué sí?), pero disfruto leyéndote y me joroba un poco que no tengas comentarios. Qué sepas, en lo que te valga, que a lo mejor es poco o nada, que hay al menos un tipo que pasa un buen rato leyendo tus cosas.

Juanjo Rodríguez dijo...

Hay un qué con tilde en mi comentario por ahí, que no lleva, se me escapó.