viernes, 25 de abril de 2025

meditaciones novelescas

 Inicio a ver el corto de Hitchcock Odio fraternal. Ese odio es el nudo principal de Vertical blues. La novela hace directa referencia  al emperador Maximiliano, tiene resonancias en esa novela. Su hermano lo obligó, al aceptar ser emperador de México, a renunciar al trono del imperio austriaco. En la historia de España son conocidos varios enfrentamientos entre hermanos hijos de reyes, pero hasta ahora no he usado ninguno. Lo de Juan Carlos matando involuntariamente a su hermano, si lo uso hay que ponerle vaselina. Vaselina con hiel. Trasladarlo al primer crimen de la humanidad, según la Biblia. También sé que en la literatura universal hay respetables versiones de ese familiar crimen, pero aún no las conozco. En la historia reciente de San Andrés también hay un crimen fraternal, el motivo cuadra exactamente con el de la novela. Las semillas del crimen son de la misma especie. Este suceso no lo añadí a la novela. Las supersticiones, y yo las tengo, son los más convincentes censores.

La peli de Hitchcock empieza con unos estudiantes celebrando sus orgías. Un frasco con las cenizas de una muerta en una llamada casa del laberinto, en manos curiosas de la que será nueva visitante a esa casa, visita voluntariamente aceptada, un mujer Teseo en esa historia. Muchos rayos y truenos. Substancioso el thriller pero no le veo ningún acoplamiento con la novela. Extraordiaria la casa del laberinto, un piso te conduce por un tubo al piso de abajo y así sucesivamente, y cada nuevo piso es más inquietante que el anterior. Me acuerdo de otro corto del rey del suspense que sí tiene más relación con Vertical: es de un hermano que se hace la cirugía estética para parecerse al otro y así poder matarlo tranquilamente y hacerse pasar por él, es decir, hacerse rico y poderoso. En Vertical ocurre también esa transformación pero sin una estética argumental seria. La transformación de un hermano que se convierte en el otro ocurre de un modo inverosímil y algo chabacano. Y así tiene que ser. Muchos cuentos de las mil y una noches son inverosímiles y chabacanos. De ahí viene su apego, como pasa también con las historietas de Condorito. Humor caribeño, de tígueres acechando presas, siempre bellas y bien formadas.

 Del libro de la noches recuerdo ahora el relato del moro califa y el moro pordiosero. Dos moros parecidos uno con el otro como dos gotas de agua. Tengo que volver a leerlo. A ver si lo encuentro.


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