viernes, 7 de agosto de 2015

leche de jirafa

Morgantani está ahí siempre. Nuestro Arte es su territorio natural. Él lo inventó. Corazón de cochino, decía. Luego vi la película sobre el pintor Turner, el inglés que escupía sobre el lienzo y mezclaba el óleo con el pollo, lo que daba lugar (`pienso) a ese clima vaporoso de sus cuadros. Bueno, y ahora a lo que iba. Otra persona de altura. Que tampoco me la quito, por lo menos, yo de la cabeza.

Con el amarillo
pinto tu frente
cálida del Sol.

Con el verde
pinto tus ojos,
fulgor vegetal.

Pinto tus labios
con un latido
del corazón.

Bella querida,
dueña del arte
del alma mía.

Quién oiría
sonar tu voz,
sembrar los oídos
con los sonidos
de tu canción.

... dedicado a mi amor en lo oculto. Separado me tiene la vida. No tengo el placer parcial de verla ni el placer completo de llevarla al huerto.
Me acuerdo de Ana el otro día, en la zona azotea 13, celebrando con vino Loculto la cacería del León. Ricas croquetas de León. Bellas montañanas nos rodeaban. Nosotros sentados en el asiento del Enamorado.
--¿Qué bellas son las montañas?  -dije yo.
--Más bello es estar aquí sentada contigo --dijo Ana.
--Un día subiremos a una cueva... --dije yo.
--No te veo yo a ti subiendo a cuevas --dijo Ana, enamorada pero realista, como toda enamorada inteligente, y lista, que más vale lista que inteligente.

Ayer por la noche lo que tuve fue pena porque perdí la cámara regalo de mis hijas. Había sido un día caliente en el patio de mi casa, con ganas de templar, y templé con cuerpos de modelos porno bajo los rostros... Bueno, el cuadro quedó bien, aunque fue con idea de sacarle fotos, con la cámara, y desmontarlo después, dejarlo como estaba, con los rostros esenciales...
Llamó Marcelino. Quedé con Marcelino. Bajé la cámara para hacer una foto al Cristo en el burdel de la montaña. En la cámara llevaba ya varias tomas fotográficas de la ocupación porno sobre el cuadro de los rostros repetidos de una bella mujer. Quedó una imagen significativa, que me dio iluminaciones de cabeza. El cuadro se había convertido de místico en una pieza pop expresionista, sin contenido anímico, pura y exitadora pasión corporal. 
La cámara me di cuenta que la perdí cuando nos levantamos de la calle Noria. Por delante de la mesita del cherne que no sabe a nada y del calamar gomoso, pasó primero Victor Roncero, y no saludó, y luegó pasó la pintora EH, y no saludó. Algo iba mal. La puta pérdida de la cámara. En fin, no sólo se canta lo que se pierde, también se gana lo que se pierde, con un papagayo verde, etc. Menos mal que luego hubo una alegría esperanzadora. En medio de la columna del León, el fálico bote de leche de Jirafa, que repartimos junto a la croquetas de carne de léon, para evitar atragantamientos. Consultamos en sanidad. La jirafa es peligrosa por naturalaza pero la leche, en manos civilizadas --Dr R--, es altamente mágica. Levanta el ánimo, endurece los nervios y enciende la corriente sexual.. 
*
Yo no sé si, como dicen los lingüistas, son los hablantes los que hacen la palabra (sonido y contenido) o es la palabra la que posa significante y significado en el hablante, y por consiguiente en el oyente. 
Esto es por un diálogo que tuvimos los animales el otro día, en los preparativos previos de la operación del puente. Hablamos de la palabra `artista´. Cierto significado que ha adquirido  en esta tierra: algo así como un laja con clase. Nada que ver con los artistas (hacedores de belleza, presuntamente) que han ocupado con su arte dos ojos del puente Serrador. Cepsa mecenas.
Tres puentes sagrados tiene esta ciudad. Uno, el Serrador. Anoche custodiaba nuestro león la leche de jirafa. Buena señal. Era medianoche. 

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