jueves, 15 de septiembre de 2011

intento de contraportada y bibliobiografía

Anghel: aquí los textos que faltan. La novela tiene un capítulo con exageraciones impropìas, pero sin ese capítulo, los restante no podrían ser comprendidos. En cuanto al uso de nombres reales, como recurso literario, es algo con lo que me vengo debatiendo sin ver aún una luz totalmente aclaratoria. Es un modo de acercar la ficción a la realidad, de hacer parecer real lo que no lo es. Ojalá no me equivoque. Proximamente te llevaré un motivo de portada, por si te parece bien, y si no, buscamos otro. En fin, creo que nos veremos esta tarde en la antigua Casa Elder, y mañana si Dios quiere, por la noche en MisTÉrio.

contraportada:
La ciudad del norte de España que funciona aquí como escenario irreal, propio de esa mentira que es la ficción narrativa, no tiene nada que ver con la ciudad real, ni en las historias aquí contadas ni en los personajes. Quien lea estas páginas pensará que el autor vivió la ciudad como cárcel excluyente. Nada más lejos de la verdad. Gijón es una ciudad esplendida, con habitante dignos de admiración. Pero otro ente es el narrador ficticio, un hombre autodesterrado, con horror vacui y atrapado en la rutina. La densa atmósfera de los primeros capítulos, se hace más soportable y respirable a medida que se avanza en la trama. No es esta una novela de muchos lectores. Las buenas novelas son de cuatro lectores --escribió Unamuno-- y las mediocres las lee todo el mundo. José María Lizundia, en el prólogo, denomina al autor como escritor de raza. Es posible que sea cierto. Lo único cierto en estas páginas.

solapa:
J.R.C. (Tenerife, 1943) ha intentado preferentemente el logro de la poesía, como expresión y conocimiento de las periferias del mundo. Ganó un premio Matías Real de Poesía (del ex vespertino La Tarde) con Andrógino invisible. Posteriormente la imprenta ha conocido: Proserpina, La dama es una trampa, Palabras espadas y serpientes, Llorad las damas (publicado en Idea en 2010) y colaboraciones en las antologías El silencio de los chinos, Gijón estrés y otras.
Su obra narrativa editada: el intento (fracasado) de novela Telarañas, y más logradas: El negro, El pintor asesino, Agosta escribe y varios cuentos repartidos en diversas revistas y antologías.
También ha trabajado la escritura como artesano: La novelas juveniles El unicornio (traducida al griego y al inglés) y Samurai. En su haber literario cuenta también el texto de una guía de la costa asturiana y otros.
Forma parte de la tertulia del programa La Puerta (Radio Unión Tenerife), tiene la dirección honorífica de la revista Lunula.
Su afición a la pintura le ocupa hoy más tiempo que su afán de seguir escribiendo.

3 comentarios:

campanilla dijo...

Te conservas bien para haber nacido en 1943...

Jesús Castellano dijo...

El nahualt, mi primo vascongado, me convenció. Aparte del error en la fecha, es piturera, presumida, chalaneante y galante. Él gana, mucho mejor un parráfo del prólogo, donde se vea lo guapo y lo inteligente que es el autor. La cosa de llama "El libro del cuervo", al que gracias al citado recuerdo le falta un episodio con cristales rotos, de una parada de bus, que extravié y ahora lo recuerdo. Toda la novela son crisatales rotos. El título se lo debo a nuestro Juan Royo. ¿Por dónde andará?

Azena dijo...

no había visto el error en la fecha...

sí vi el del título: el SECRETO DEL unicornio ;-)