sábado, 14 de noviembre de 2009

investigando

Aunque tenga que irme a marmarla por ahí, me contengo, porque no puedo iniciar algo y dejarlo sin resolver. Me puse a reordenar las letras de DULCE XERACH, y encontré el sintagma "LUCE la DICHA en la ERA". Ni el mejor poetastro, con la experiencia de más de un millón de poemastros salidos de su numen, haría un verso tan cursi. Tuve que dejar fuera la X para poder construir esa frasecita sin porvenir. Así que me concentré en la X. X de México. X como número romano (10). X como signo de multiplicación. X como la incógnita de una ecuación. X de Texas. Pocas palabras, busqué en el diccionario, comienzan por X. X también señala la cruz de San Andrés. Y también es (ver Cirlot) símbolo de la inversión. Temí que si me centraba en la X, me iba a introducir en caminos que no llevan a ninguna parte. Sólo pude poner múltiples hipótesis disparatadas sobre la mesa de mi despacho de detective de tres al cuarto. Deducir, por ejemplo, que X tenía vocación de santa, un oculto masoquismo psicológico que la hacía deseosa del martirio. O podía deducir una mente cartesiana, siempre sabedora de que era una pensadora cabal, y por tanto existía. O podía deducir que, secretamente, anhelaba un viaje a México o a Texas. Pero no vi porvenir en ninguna de estas líneas de investigación. Un corazón deseoso de santidad no es ningún pecado. Una mente que piensa, luego existe, no es ningún defecto. Un alma deseosa de viajar, es del todo comprensible, moderno y a favor de la corriente de la Historia. Me quedaba el símbolo de la inversión, y no sabía bien qué hacer con eso. Tal vez era una rubia que se teñía de negro (para parecer más étnica); tal vez, en el fondo de su inconsciente, soñaba con un pelotazo por la escuadra política y hacerse plenamente rica y totalmente deseada. O sea, que estaba rompiéndome la cabeza, y casi arrepentido de haber aceptado el caso Xerach. Entonces me surgió en la memoria la transcripción española del nombre de la diosa guanche Chaxiraxi. Y leí los consejos de Campanilla y de Anghel. Y se hizo una luz en mi investigación. Pero ahora me voy a acostar. Espero que la música del baile en la plaza del pueblo no me impida dormir.

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