miércoles, 4 de noviembre de 2009

a mi amigo Anghel Morales

Como no puedo yo entrar
en el blog de don Morales
le dejo aquí estas coplas
pa que cure los sus males.

Que venga pa San Andrés
y me invite a El Petón
do mi amiga doña Beba
cocina de lo mejor.

Con vino tinto brindemos
por la gran independencia
con capital en Las Palmas
que lo bonito es decencia,

y al santa de Santa Cruz
que le quiten esa Santa
y a Zapatero le den
esperanzera una manta.

Coplero de lo mejor,
mi don Anghel herreño,
no desespere, usted,
que un día vendrán los sueños

en que nosotros seremos
libres de todo el empeño
y libres de tal España
y pronto seremos dueños

de estas islas gran canayas
donde el canayo gobierna,
se lo digo, buen amigo,
con mi palabra más tierna.

Yo soy independentista
arbitrario tal la lengua,
pero no quiero babiecas
que la bandera mantengan.

Animo, amigo Anghel,
y sea usted lo que es
que si florece la flor
sobra todo el saber.

2 comentarios:

Anghel Morales García dijo...

Que menos que dar las gracias,
por esas graciosas coplas,
el día que nos veamos
tendrás que pagar las copas.

Ya no hay presentación
arriba en el Ateneo,
un amigo tuyo y mio
de nuevo nos tomo el pelo.

Ahora me estoy riendo
esta tarde me cabreé,
que el mismo cara de siempre
me haya engañado otra vez.

Jesús Castellano dijo...

apuntes para una respuesta a "Fanfarronas Fanfarrias", de José María Lizundia:

Fueron ganadas a sangre y fuego
estas malhadadas tierras
que no eran una arcadia.
El guanche Bencomo al de Güímar,
dice la historia, la pata encima
de su cabeza ni un palmo levantaba.
El de Güímar,harto de tanto agobio,
en el castellano emplumado
vio de librarse el modo.
Y ya pleito insular había
antes de llegar los barcos godos.
A Tenerife venían de Las Palmas
a saquear cabra, mujer y gofio.
No, no era un remanso de paz
sino mirar con el rabo del ojo,
pero corrió la sangre
en batallas de malos modos
y quedó abierta una herida
y mucha gente fue vendida
en los mercados de esclavos
de Valencia, Sevilla...
y gracias a ese negocio,
se conservaron los nombres
muchos que hoy llevan los hijos
de estas tierras malhadadas.
No, no se llevaron el oro
que no había, mas repartieron los
surcos
donde la mejor planta crecía
y hoy la ley extranjera
permite mayores expolios,
y los descendientes del adelantado
son hoy del Día los criollos.
No tenemos ninguna salida,
sólo cantar, reír y decir
"Adiós, patria perdida".