domingo, 8 de noviembre de 2009

Mientras Li Po vigila el rumbo de las dos mujeres cuando desembarcan, sigo navegando en este pueblo (San Andrés) que han calificado de peligroso. Al poeta O. una vez le dieron una patada por la espalda, sin respetar que era del pueblo, y le robaron la mariconera. Quizá se lo merecía, su petulancia era insultante. Sacudí a Chani para que se moviera y le devolvieron el bolso, dinero incluido. Pero la patada quedó ahí, es historia. Como es historia, una historia que todos parecen olvidar, Manolo el cojo ahorcado, de cara a una ventana que da a la muralla. Ese día yo estaba con Manolo y con Chani en el bar de la cofradía de pescadores, y volvimos al pueblo y cuando pasábamos por el castillo, Manolo dijo adiós. Sufría porque su chica lo había abandonado y porque ya no tenía ni un céntimo. Lo único que tenía era salud. Se cuidaba, era un hombre atlético, había dado clases en un gimnasio. Para él el peligro fue la soledad y la pobreza, y se quitó la vida para evitar el peligro. La vida es peligrosa. Pondría aquí lo que escribieron Chinasqui o Roberto Arlt sobre por qué ellos preferían tratar con fueras de la ley, si los textos los tuviera a mano. Pero no los tengo. El caso es que yo también estoy con los peligrosos. Por lo menos en parte. Me agrada la mentira bien contada y no me gusta la hipocresía burguesa. En fin, hay muchas cosas que no me gustan y que tengo que tragar.
Dejé de pensar, saqué a Thor a cagar y luego bajé al bar Castillo. Me sentía desfraudado. Ni los laureles de la muralla me levantaban la moral. Creí, ingenuo, en que las reflexiones de mi vecino de blog y amigo, publicadas en Diario de Avisos, provocarían un debate más inteligente sobre la independencia. Nada de nada. La idea de la independencia está derrotada. Ni Maquiavelo. El gran editorialista es suficiente. Si esa es la batalla por la independencia, adiós camaradas, yo me retiro. Además no soy antiespañol. Mi mujer era española y mis hijas Atteneri y Sibisse lo son. Y si yo pudiera, me iría a Navarra a vivir, por motivos personales. Y además habité 30 años en España, sin que mi independentismo canario me impidiese prosperar, abrirme camino. Volví a mi tierra porque aquí está mi idioma. Pero estoy con Isaac de Vega en su cuento La posesión. Leánlo, merece la pena.
En bar Castillo, Quico Rivero el pescador hablaba de los tiempos de la música de Triana, "Patio", "Hijo del agobio", Sombra y luz"... y habló de Casiopea, y del hemisferio norte, de la Estrella Polar... Y yo pensaba en Campanilla. Ay, si pudiera haber dormido con ella esta noche, y más noches...

1 comentario:

campanilla dijo...

Me pone ud. en un aprieto
pensando en dormir conmigo
la gente me ha preguntado:
¿dormirías con tu amigo?

Seguro que se llevaba
Ud. una gran decepción,
pero si quiere ir a verme
le mando mi dirección

Según mira ud. al cielo
mire la estrella polar
y cuando la tenga enfrente,
dos estrellas más allá

allí vive Campanilla
País de Nunca Jamás
2ª estrella a la derecha,
allá me podrá encontrar.

Puede venir con amigos
lo pasaremos muy bien,
que vengan Ramón, y Anghel
y Lizundia con Ud.

Puede invitar a Juan Royo,
y a Chanín y al que Ud quiera,
en mi País caben todos
no me importa su bandera

Soy alada y chiquitita
y tengo mucha paciencia
y le prometo D. Anghel
no enfadarme con Ud.
si habla de la Independencia.

Allí les espero a todos
Jesús, yo le dejo al mando,
mire bien a las estrellas
y tenga mucho cuidado

se cruzan por el camino
muchos Elfos despiadados
y godos sabelotodo
que los mandan p'al carajo

Asi quedan advertidos
de que el viaje es enredado
pero aquí está Campanilla
para salir a a su encuentro
si se ven necesitados.