sábado, 23 de enero de 2010

barranco revuelto

No importan ahora los nombres de los protagonistas, sino los episodios en sí. El otro día un español (dicho sin sentido peyorativo) dijo que un independentista (holgazán, según él) no tenía ni media hostia. Al día siguiente, un independentista (que no tiene nada que ver con el presunto holgazán) dijo que le dieron ganas de pegarle un tonicazo a un español. No sé qué es más insultante, o despreciativo, decirle a alguien que no aguanta una trompada o decirle que le vas a pegar un piñazo (generalmente hostia, en España). El caso es que todo esto es una muestra de hacia dónde va caminando la dialéctica. A darle la razón a algunos asturianos cuando dicen que para qué perder el tiempo discutiendo si la cosa se puede solucionar a hostias, o al filósofo alemán del superhombre, que decía que la guerra era mucho mejor que la paz porque la paz adocena a los hombres y la guerra los obliga a dar lo mejor de sí mismos.
Aunque me parece a mí que el guerracivilismo de El Día, se está saliendo de castaño oscuro. Hoy, en su editorial, poco menos que se alegra de que haya habido dos ahogados en la playa de Maspaloma. Poco recuerda que dos muertos también hubo, no hace mucho tiempo, en una playa de Tenerife. En fin, a barranco revuelto, ganancia de comemierdas. Habrá que ir buscando las lombrices, aunque no tengan nada que ver con la gusanería humana.

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