lunes, 4 de marzo de 2019

El lobo estepario no es una novela ejemplar pero aún no ha caducado, sigue teniendo vigencia. Una novela ejemplar está construida como los relojes de los antiguos relojeros. Hoy me trajo precisamente un reloj de pared, de pilas, el ayudante del vecino jardinero. El vecino Luis. Y una careta africana que parece de brujería. El color y barnizado que tiene la madera es horrible, pero la máscara merece conservarla y "restaurarla". En fin, estaba hablando de la novela de Hermann Hesse. Tiene páginas plomizas, y el autor se deja llevar por un pensamiento repetitivo, enjaulado, que quiere salir de esa jaula. Me faltan aún varias páginas. Al final parece que lo consigue. La moral civilizada queda caduca y los valores heredados son cartón piedra. El hombre descubre la vida, y sus variantes, cuando le entra el gusto de follar, drogarse y bailar. Dicho así parece no muy buena solución. Pero es la única. O morir en vida. El espíritu ya es una entelequia. Ahora es el cuerpo el que reclama lo que le han negado. Mejor, antes de seguir, termino la novela.
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Pongo por error en mi foto de wasap el retrato de Dani, el cuadro que le estoy haciendo. A mí no me convence. Y sin embargo recibo varios elogios. A lo mejor lo dejo como está. Al carajo. La perfección es un ansia errónea.
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Días negros. Reconstruyo mi vida personal con recuerdos, y sólo logro recordar los que me avergüenzan.
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