miércoles, 6 de marzo de 2019

La dama es una trampa es un libro defectuoso, hace agua por los cuatro puntos cardinales. Puedo corregir el libro y hacerlo más decente, más aceptable. Meterlo en hielo, como a una mosca, y en la primavera sacarlo al sol y que vuele. A lo mejor lo hago. Hay que arreglar las huellas que uno deja atrás, por lo menos las que se puede.

***
Termino de leer El lobo estepario. Le dije a Ana Hardinsson que la novela de Hermann Hesse tenía rasgos de novela rosa y me contestó que si estaba de broma como era habitual en mí. Había dicho ella que el libro era fascinante y filosófico, y no entendió la filosofía ni lo fascinante que tiene esa novela. Ni la relación con La dama de las camelias. 
***
La mujer que va buscando ayuda por la escalinata de Ibrahim quiere que la pinte. Ya la he pintado varias veces. Mejor no le enseño la obra. Si la desolación tiene una imagen, ese es el retrato de la mujer lagarto, esa mujer. La pintaría otra vez, sin embargo, si tuviera material y lienzo. A Dani, el actual retratado, un hombre de poder, estoy a punto de pedirle que pille verde esmeralda y blanco transparente, y dos pañuelos de seda. Mira que me está dando trabajo ese cuadro. Ültimamente le puse el sfumato, a lo Leonardo da Vinci, y ganó en profundidad. Pero aún le falta verde esmeralda y dos pañuelos de seda. Le diré a mi amigo animal que lea este blog. Lo leerá si lo pongo en Facebook.
Lo que está haciendo él en imágenes es más intenso y más verdadero que lo que estoy haciendo yo. Quien tenga facebook que mire el muro de Aranda Dani.
*
Hoy perdí en la máquina. Mala suerte. Tenía que haber estado más pendiente del cabeza de cono que contaba una historia en la escalinata de Ibrahim. Parecía un personaje sacado de un cuento fantástico.
Pero yo nada, perdiendo, No aprendiendo. Qué vida.

No hay comentarios: