sábado, 9 de marzo de 2019

Supongo que alguna vez veré la luz del final del túnel. La ciudad se ha vuelto una prisión y mi casa la celda. Vivir así es incómodo, ingrato. Me acuerdo de una publicidad que había en Radio Unión Tenerife;

"--Doctor, estoy desesperado, no tengo ganas de nada, todo me aburre.
--Pues escuche Radio Unión Tenerife y verá lo que es alegría."

No era exactamente así. Más o menos.

 Hoy buen rato en el cumpleaños de Pepe, el alma se me animó pero el cuerpo no. Me retiré, no entré en el carnaval, y he estado durmiendo hasta ahora. Un sueño profundo.
Ahora sí me dan ganas de salir. ¿Adónde? Lo de bajar a la ciudad es una rutina que ya no tiene aliciente ninguno, salvo los días de club de lectura. Supongo que daré una vuelta a la manzana y pararé en el bar de Ibrahim.

No me animo tampoco a trabajar más la novela, ni sé si avisar al editor. Cuando le he dicho a algún amigo el nombre del editor, la respuesta es "¿entonces ... te la publica?". O yo soy paranoico, o lo dicen con el tono de extrañeza, como si supieran algo que yo no sé. Yo no sé, la Serpiente lo soporta todo (todo es un decir) menos el rechazo. El rechazo es insoportable.

Quizá la depresión venga por ahí. El rechazo --unas por unos motivos y otras por otros--que me tienen tres personas claves. Aparte otras no tan claves pero muy importantes, también están desconectadas. Una seguramente en el hospital psiquiátrico y la otra no sé si a punto de pedir el ingreso.

Voy a dar una vuelta.
*

Viento húmedo y frío que acuchilla. Nada de dar vueltas. Directamente al bar. Animado. Arturo, obscenamente, le hace la corte a Rosario. Rosario me mira y me dice que la mire bien. No te estoy mirando mal, le digo. Se me acerca con un cuchillo en la mirada. Es broma, me dice y me acaricia la barba. Por las bromas empieza lo serio, le digo, y ya me has tocado dos veces la barba.
Marcos me cuenta que él a las supersticiones --no poner la llave en la mesa y cosas así-- no les hace mucho caso pero sí cree en el maldiojo.
--Con una foto tuya o con un pelo te hacen comer en el water tu propia mierda... Yo conozco algunos; dicen que están así por las drogas pero yo sé que es por el maldiojo.
Lo está diciendo en serio. No está bromeando. Ni cuando me cuenta su divorcio y que sus hijas llevan cinco años sin verlo. Lo cuenta sin lamento.
--Si no me ven es porque no quieren verme.
--O porque tienen miedo.
--Sí, tienen miedo. Cuando se libren del yugo, vendrán a verme, si se libran.
El yugo es económico. Me cuenta más de su historia matrimonial. Un melodrama.

No le cuento el mío. Mi melodrama. En la tele un partido insulso. Arturo me dice que invite a Rosario. Por una invitación empienzan muchos cuentos, y Rosario no es el mío. Me cuenta que toca bien. Me da igual cómo toque.

No hay comentarios: