domingo, 9 de junio de 2019

En mi gusto, la mejor literatura narrativa está en Chejov, Bukowski y Kafka. Lo más cercano al lenguaje hablado. Y en Kafka hablado sin ninguna gracia. Estilo seco. La podredumbre húmeda está en el contenido de sus relatos. En "Injertos", serie de varios cuentos en los que he estado trabajando esta noche, la sequedad, la ausencia de sonoridad, es el objetivo. El injerto no es sino la unión de un relato vulgar con un relato culto, del que resulta otro relato distinto a las dos anteriores, a pesar de las obvias semejanzas. Creo que no está saliendo mal el experimento. Además me agrada escribir así, sin componentes personales. El método nació (en mi caso) en Agosta escribe: unión de una novela rosa y lo esencial de Los últimos 120 días de Sodoma.

Tengo que buscar el libro de Alonso Quesada. Belén me lo pidió. Encontré el que me mandó Roger (Todos los monos del mundo, editorial Renacimiento, colección Los Cuatro Vientos), que me dedica a mí y a todos los que he enterrado, a todos los que me enterrarán. Es la narración en el mismo tiempo de Horizontal jazz, Gijón en los años ochenta. En Todos los monos yo estoy de personaje. En Horizontal, Roger está casi de protagonista, pero con otro nombre. Su libro es fiel a la realidad; el mío deja volar la imaginación, y la mezcla de realidad e imaginación es también una suerte de injerto. En fin. Le dije que le iba a mandar algo de lo que he editado por aquí, y no le he mandado nada.

Tengo la mente aletargada. Con eso puedo vivir. Pero el cuerpo también tiene bajones y eso es más preocupante. Fui a la paella de Pepe en el Equipo Para, pero ya en la subasta se me derrotó el cuerpo. Me fui, como Bukowski de Nueva Orleans, y en mi calle frente a su casa me senté con doña Romances. Me reanimé. Ella contenta de estar conmigo y yo con ella. Nos animamos ambos hablando de romances gomeros y otros versos. Yo le digo que vaya por mi casa, y ella quisiera pero la lengua del pueblo pesa lo suyo. Le han dicho que no es bonito que una mujer entre en casa de un hombre que vive solo.

Bueno, una amiga hay que me dice que le está pidiendo a san Antonio compañera para mí, y me pregunta cómo la quiero. Creo que voy a ver si la sueño esta noche, a ver si entre ronquido y ronquido localizo cómo la quiero.

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