sábado, 1 de junio de 2019

Hoy por la mañana en la feria supe que la poeta del amanecer no me mira con buenos ojos. Le pedí un cigarro, se asustó al verme la cara, casi se cae al suelo, me dio el cigarro y se fue. No me dio tiempo de devolverle el cigarro. Hay veces en que es preferible quedarse uno con las ganas de fumar.
Y supe también que al poeta de los días, los meses y los años, con quien hasta el momento habíamos tenido trato educado, será un error mío en lo sucesivo ir más allá del saludo.
En fin, amarga cerveza que bebí con un amigo. Todos los días se aprende algo.
Bien el novelista Alexis Ravelo. Es buen lector de su obra. En los diálogos, con una naturalidad admirable, le da bien la voz al personaje. Su novela va de corrupción política en Lanzarote.
--Esto es ficción. En la realidad, allí nunca ha habido corrupción --aclaró Ravelo.

En política leí algo que relacionaba al abogado investigado por asesinato en La Laguna con un caso en el que desaparecieron las pruebas de las escuchas policiales al presidente Clavijo. No he vuelto a leer más nada sobre esto. El periódico que leo en Ibrahim, destaca lo del aspirante socialista a presidir el Gobierno de las islas implicado en un caso de mal uso de fondos públicos. Un caso inocente, al parecer, donde lo único que hay, si lo hay, es no amoldarse a los procedimientos requeridos. Un asesinato por motivos políticos y económicos es otra cuestión. En fin. La pantalla está abierta. Sigamos mirando.

Ya no hacen falta novelas. Novelistas hay montones en la feria, reclamando la atención del viandante, para que se pare en su mesa para ver su libro y lo compre si acaso. He hojeado algunos y están bien escritos, no cabe duda. Y seguramente entre la multitud de novedades con sus autores presentes, vendedores ambulantes, se esconda una obra genial que nunca conoceré.



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