sábado, 17 de octubre de 2009

Cambio de idea y no voy por lo pronto a ver la película de moda. Quedo con Marcelino en su casa en S/C y me hace el cuento de cuando él fue ratón, y luego mono, y luego burro. Vida deportiva cuando ratón, la época en que leíamos los libros de Don Juan y oíamos el mundo con los audífonos del LSD, el opio, el costo que venía del moro y otras drogas más peligrosas. Menos deportiva fue su época de mono. Fue un tiempo místico, y vio a un ángel mientras en un hospital mantenían con vida a un moribundo para engordar la factura. Menos apto para menores fueron sus años de burro. El cuento se podrá leer en el próximo número de Lunula. Una vez más la colaboración canaria tiene un peso dorado en esa revista fabricada en Asturias. José María Lizundia, Ramón Hernández, Anghel Morales, Pilar Pomares...

Ramón me envía un sms. No lo publico sin antes consultar con mi abogado, no se nos vaya a echar encima la Ley de Memoria Histórica y como éramos pocos parió la abuela.

Decidimos ir al Tea, a ver una película mexicana. Parque vía. La primera media hora no salgo de la sala porque Beto, el no actor protagonista, me da una lección magistral de cómo planchar una camisa. Sin embargo, de pronto cambia el escenario y la película empieza a enseñar la potencia de su puño izquierdo. En una cantina, una puta baila con un cliente. Diez minutos la cámara enfoca el rostro de la muchacha. Ni un sólo segundo es un desperdicio.

5 comentarios:

Ramón Herar dijo...

Bueno, después de muchas dificultades técnicas, hoy sábado vuelvo a estar "conectado" (joder, al final era que las ratas se comieron mi cable). Supongo que esto ya llega un poco tarde, pero nada, está hecho y así lo envío. Ya veo que el juez supremo ha dictado sentencia, ja ja. No sabía que esto fuese un combate de KO. En fin, como siempre unos se quedan con los argumentos y otros con las batallitas, que siga el espectáculo. No haré más comentarios que los que escribí en mi crónica personal de aquel debate. Cada cual que saque sus propias conclusiones.

Noche del 13-10-09

Nada, lo que se preveía en el debate del programa de radio de esta tarde que capitanea Jesús, en Radio Unión Tenerife, aunque en lo de moderar a veces se le va el santo al cielo, que se suele decir. Mientras José María hablaba de relativismo donde todo vale, yo hablaba de los prejuicios estéticos de las clases medias acomodadas frente a los comportamientos de las clases populares (Pierre Bourdieu por delante), que si mi discurso era populista el de él era romántico (del de esa clase que cree tanto en la tradición como en la modernidad) ), que si el urbanismo de La Gallega representaba la modernidad el urbanismo también “moderno” lo era el de Añaza y tampoco solucionaba todos los problemas, que si el gusto estético de tales residencias era más que dudoso el del urbanismo ortodoxo que él defendía también lo podía ser (léase Las Américas, San Eugenio y demás geografías del time-sharing y de la lógica del máximo beneficio en el menor tiempo posible, pero también la ignominia de los edificios “pantalla” de la avenida de Anaga o del puerto de Radazul, las moles del litoral como esa sin terminar desde hace décadas a la altura del residencial Acorán o las de Mesa del Mar o el hotel Surf de la playa La Jaquita, en El Médano, terminado in extremis, recuerdo, cuando se iba a aprobar la Ley de Costas; no, no es un hotel de los años 50 como el más famoso de El Médano, y prueben a ir caminando por la costa donde está este otro hotel y ya me dicen dónde está la Ley ahí. En fin, mejor no sigo).

Ramón Herar dijo...

¡Pero justificar! yo no trato de justificar ni de predicar para que continúe la autoconstrucción, eso nos llevaría a otro debate. Yo lo que trato es de redimir, de redimir a un urbanismo que, al margen de las razones por las que existe, se le ridiculiza de una manera demasiado facilona, de pasada, con un estereotipo, sin entrar en la gran diversidad de sus construcciones, ni en las complejidades del territorio habitado, ni en la historia que representa o, incluso, sin contemplar la armonía y belleza que en algunos casos (repito “algunos” para que nadie se sulfure demasiado) puedan presentar aún cuando sus artífices no buscaran sólo y deliberadamente ese fin (supongo que habrá que esperar a que algún Almodóvar sepa encontrarle sus encantos, para que este otro urbanismo quede inscrito en la “modernidad”). Juan Royo, por otro lado, denunciaba algunos desmanes de la oratoria de José María por sus comparaciones y demás, al tiempo que decía que de todas formas esto ya es un debate sobre un tema ya pasado, que ya casi no hay autoconstrucción, y que esto es un fenómeno que pertenece a décadas anteriores. En parte esto es cierto, incluso en el debate, pues estas discusiones yo las recuerdo en los 80, entre geógrafos, arquitectos y antropólogos. Sin embargo, y por eso digo que en parte es cierto, esta discusión se ha reactivado recientemente a partir de casos como el del poblado de Cho Vito o por proyectos urbanísticos que afectan a pueblos o barrios (San Andrés, El Toscal, etc.) cuyo “viejo” urbanismo está sojuzgado precisamente por argumentos que aquí se han esgrimido. Pero a nadie, que se precie de estar mínimamente informado, se le escapa los intereses inmobiliarios que están detrás del uso de semejantes criterios estéticos o de semejante idea de progreso para justificar las demoliciones. Bueno, lo dicho, no quiero seguir más con este tema, pero no puedo dejar de mencionar que me llamó mucho la atención el posicionamiento de Jesús, quien me parecía querer jugar a dos bandas en este tema, unas veces a favor y otras en contra. Al final me quedó claro que todo dependía del dónde. Es decir, autoconstrucción sí, si se trataba de San Andrés, pero no, si se trataba de otro sitio. Ya me explicará el porqué de tremendo privilegio.

Jesús Castellano dijo...

Se enfadó la madrastra cuando el espejo le dijo que no era la más bella. Se enfadó el hada 13 cuando no la invitaron al bautizo. Se enfadó Barba Azul cuando su esposa uso la llave de la habitación del prohibida... En fin, gente enfadada, calmese y no ponga palabras donde no las hubo, ni deje sólo en dos bandas lo que en realidad son más, como los caminos que llevan a Roma, ni redima demasiado no sea que esa costumbre lo lleve al crimen salvaje (ver Malinowski), etc.

Ramón Herar dijo...

No me enfado, querido espejo, lo que tenía que decir ya lo dije. Sólo decirle que de haber crimen ya se está cometiendo y yo no soy ni el asesino ni el asesinado. Pero pasando a otra cosa, quería proponer una lectura para el próximo programa. Es un micro relato de los compilados en "Listán y hule. Historias de guachinche", grata sorpresa en general, aunque con altibajos, como en casi toda compilación de este tipo. El texto elegido va de violencia de género y de asesinato, temas que son de tu gusto (como es público y notorio) y (por extensión, supongo) de muchos de los escuchantes del programa.

Jesús Castellano dijo...

Cuentito corto:
Fumanchú seguía presuponiendo. No sabía que Pulgarcito ya había perdido interés por la Ley de Violencia de Género y el asesinato ritual. Ahora le interesaba el arte de cazar zorros, pero como era muy pequeñito el zorro casi se lo come.

El próximo martes, sí señor, antes de la charla "perro come perro", lectura del microrrelato, si hay salud, suerte y no nos falla la oyente Campanilla.