domingo, 11 de octubre de 2009

viva Gran Canaria

Un día escribí una carta a El Día, que no publicaron. Decía que su encono contra Las Palmas a cuenta del "gran" era como la guerra que mantuvieron los liliputieses contra la isla vecina a cuenta de la forma de cascar el huevo duro, si no recuerdo mal. También podían predicar el quitarle el nombre al barranco Santos, que no tiene nada de santo, o el santa a Santa Cruz, por lo mismo. Y ya puestos, ahora se me ocurre, con más razones, que cambien el nombre oficial a Valle de Guerra, nombre del conquistador que se encargó de destruir los libros que el dominico devoto de la Virgen de Candelaria escribió sobre los milagros de la Virgen y defendió a los guanches en contra de las tropelías de los conquistadores, en concreto de la familia del tal Guerra de marras. Les criticaba además que se metieran con la gente de Las Palmas y denigraran a la isla del modo que lo están haciendo. Es razonable, y valiente, que el periódico haya sacado en primera página una proclama independentista aprovechando un consejo de ministros celebrado en Canarias, con un resultado en el que intuyo más fuegos artificiales que soluciones auténticas, pero en fin, tampoco hay santidad en la política. Lo que no es razonable es esa cuña de nuevo contra Las Palmas, insertada en el texto grande de esa primera página. Y además, decir que un Gobierno, considerado enemigo, no se reúna en Tenerife sino en la otra isla... ni los surrealista alcanzaron esas dosis de pesadilla.
Quería escribir más sobre esto pero no tengo ganas. Después de estar en el ordenador todo el día (gran parte del tiempo gracias a mi amigo Anghel, poniendo tildes en una colaboración suya para el próximo número de la revista Lunula, porque su ordenado tenía averiada la tecla de los acentos), y que me espera aún otro episodio de una historia kafkiana llamada Hacienda, lo que me apetece ahora es dar una vuelta por ahí, y coger el fresco. Pero no puedo evitar recordar a Campanilla y lamentar que se vaya. A ver si Ramón, que tiene más arte que yo, echa una mano y la convencemos de lo contrario. Estoy escribiendo una novela en que el prota es un gigoló y necesito la ayuda de una mujer lúcida y que además vuela de blog en blog. Lo intentaré de nuevo cuando refresque la cabeza.

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