sábado, 15 de diciembre de 2012

sábado 15

Ayer en la Laguna, en la presentación del libro Nación de pájaros ..., de Ignacio Gaspar, saludé a Luisa Reyes (poco se deja ver) y a Antonio de Lorenzo, mi antiguo y buen recordado profesor de Fonética y Fonología. Lástima que Luisa y Juan no nos acompañase a tomar algo con los otros amigos en la Casa Azul, no muy azul esta vez, donde se me alegró más la noche platicando con José Marrero... Luego nos fuimos serpiente, cuervo y garza del sur a por ahí a picar y ver una casa por dentro con libros tirados. Me recordó una de Asturias, del conde no sé qué, donde un día entramos Roxana Popelka, Pepa Pardo, otro y yo. Roxana había encontrado allí dentro un montón de rollos de película 8 mm (o algo parecido) y un proyector... Bueno, todo esto lo tengo escrito en otro lado. Ganas me dieron de apuntarme en el viaje al Sur. No fue así. Me dejaron en La Maldad. En el sueño de la noche, alguien que tenía mi pinta me visitó y recitó:



Era un diez de Diciembre,
se fue Antonio Cubillo.
No lo mató el exilio
ni el puñal del godo.
Nos lo mató la vida
como nos mata a todos.

Aquí dejó su banot
en el desierto del pueblo,
que lo empuñe noble mano
o que más nunca haya cuento.

En las horas de su entierro
oigo verdad y sentimiento
en el autor Andrés Chaves
(de los Estudios Canarios
este mago sí que sabe).

Entre tanto desvarío
que nos regalan los días,
veo verdad y valentía
en la Cristina Tavío.

Que Alejandro, poeta
ajeno a todos estos
ileterarios pensares,
atine a escribir el verso,
el verso del canto viejo
de las nuevas soledades.


Esta mañana recordé los versos y los anoté, y ahora los copio aquí, sin más premeditaciones. Esta noche nos esperan de nuevo los poetas lunáticos: en El Generador...

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