lunes, 18 de junio de 2018

Amiga escritora:

como no me das tu correo, te escribo por aquí.
El retrato que me hiciste, me hizo recordar la primera novela que publiqué. Telarañas. Una novela con buen planteamiento pero fallida en el desarrollo. Pero bueno, de todo se aprende. Uno de los planteamientos era que el Yo de la novela, el narrador, se dividía en cinco personajes distintos, con diferente nombre cada uno: Sinesio el espíritu libre (dionisiaco), Somares el espíritu libre (apolíneo), Raúl el burlador de mujeres, Jeremías el enamorado y Juan el tonto. Casi idéntico a los rasgos del retrato:

--Un espíritu  libre: Sinesio.

--Un hombre moderno y observador: Somares.

--Machista: Raúl.

--Caballero: Jeremías,

--Pasota: Juan.

En fin, esa novela si Dios me da salud algún día tengo ganas de retomarla y arreglarla como es debido. Por lo pronto intento dejar bien las dos que tengo en ciernes. En una el personaje es un gigoló, un puto. Aquí el fallo ha sido ver a las mujeres desde fuera y no sentirlas por dentro, comprenderlas. Este defecto lo he descubierto leyendo Baile de tapados. Es maravilloso cómo el autor se mete en el corazón, en el pensamiento y en la piel de una mujer. No he leído ninguna escritora mujer que lo haya hecho tan bien como el autor de esa novela.

En lo que escribo aquí en la pantalla, en este blog y facebook, me he impuesto una regla que no he seguido en la obra que hago para sacar en papel. La regla es ceñirme a la realidad. Y quizá ha sido más efectiva que en la obra de mayor ficción, la que quiero que se convierta en libros, donde lo imaginado es contado como si fuese real. Si me hubiese ceñido a la realidad, toda la obra publicada en papel y la que tengo inédita hubiese sido más efectiva, más auténtica.

En fin, amiga. Ha sido una suerte conocerte, aunque el conocimiento no es completo pues requiere, como dice la canción, la presencia y la figura.

Un abrazo.

No hay comentarios: