viernes, 15 de noviembre de 2019

Matraquilla política en la cabeza. Pensamiento basura. Llamar tonto a los de Vox es una tontería. Tienen gente estudiada. El Opus está con ellos. Y saben por dónde atacar al enemigo. Creo que la izquierda inventó la palabra "lacra", lacra esto, lacra lo otro. Y fue la izquierda, una izquierda aburguesada, la que reinventó la discusión bizantina. El lenguaje inclusivo. Que atenta contra la economía del lenguaje (por lo tanto contra la economía de la nación) confundiendo el tocino con la velocidad, el valor gramatical con el sexo de la persona. Y la ley de violencia de género, quien la hizo la hizo con buena trampa, está de más. Tuvieron que ser las feministas las que se negaran a esa ley. Los de Vox lo saben. Y además, en otros estadios de la política, saben hacer correr no sé si bulos o noticias que les interesa hacer correr, que un emigrante no paga luz y agua y a uno de aquí se la cortan por no pagarla. No son bobos. No los llames tontos, no sea que el tonto seas tú.

El abrazo del oso, he oído decir del que mostraron Pedro y Pablo. Puede ser. Pero mejor así. Aunque me temo que lo importante, la gestión adecuada de la basura y la derogación o reformas de la ley de los trabajadores, quedará en compás de espera. Y tendremos lenguaje inclusivo hasta en la sopa. Aunque no sea lo mismo De Abogado que De Abogacía. Y en vez de una ley que regule la prostitución, una persecución que significará mayor control mafioso sobre las mujeres --y hombres-- que ejercen el oficio.

Y un poeta al que lo dejó la novia porque ya no aguantaba los mil y un verso que le recitaba todos los días y sus noches, ahora me los manda a mí, los versos de amor. Piensa que voy a interceder por él para que ella otra vez vuelva a sus brazos. Ejercer de celestino. Y pagar la cama. Mucha poesía pero poca cabeza tiene el hombre.
Sabe que la ex --ya es ex-- me mira con afecto pero no con pasión, no tiene compasión de mi pobre necesidad de comer lo del pulpo; no es mujer de dar limosnas. El poeta cree que no tengo posibilidad de alcanzar el cráter. ¿Qué puede lograr un viejo jorobado con una venus? Joderse y no joder. El poeta de marras no ha leído a Rubem Fonseca, el cuento del jorobado que las conquistaba hablándoles de poesía, a la más bella, a la mejor esculpida, a la más brillante. El cuento termina mal para la que se deja llevar por el infame jorobado. De hacerle un favor, porque le ha enseñado lo que es la poesía, pasa a quedar cautivada merced a los atributos del seductor. Pero él, en cuanto ve a otra bella pasar, la deja y se va con la otra a hablarle de poesía.

En fin. Imaginaciones de narrador brasileño.

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