sábado, 10 de octubre de 2020

retales de un sueño

 Cruce en el barranco, ella en una furgoneta con Anylo al volante y que no miró para mí, en el inicio de un estrecho camino junto al barranco. La traté despectivo y luego me arrepentí.

Nos vimos ya después a solas y la acompañé a su casa. En el camino la besaba y le acariciaba la cintura y la espalda y... Entró y se sentó en un sillón. Mis padres estaban esperando, y mi madre esperó que se la presentase. Ella los ignoró. Se levantó y se le había vuelto la falda hacia arriba y caminó con las nalgas al aire, entró en la cocina y cuando volvió a la sala le puse bien la falda.

En el mismo sueño:

Fiesta en un piso de Pablo Iglesias, todo lleno de gente. El nota me trataba con cortes simpatía, y yo me preguntaba si no se había dado cuenta que no soy ni simpatizante suyo ni de su partido.

Berto aparece. Después de la feria me llevó a casa de su madre, un edificio viejo, y subimos al piso de arriba donde no sé qué me iba a enseñar y apareció su vieja madre, que salió de su dormitorio, curiosa de lo que estaba pasando y él la mandó de nuevo a su cuarto a acostarse..

Hasta aquí lo que recuerdo del sueño. Cuando abrí los ojos lo recordaba en su amplitud, como quien acaba de ver una película. Luego perdí la totalidad del argumento. No sé si tendrá que ver que antes del sueño, en vigilia, me acordaba de los amigos del barrio Salamanca, edad escolar, casi todos franquistas. El barrio de Salamanca era medio burgués, clase media colocada en puestos clave del sistema. En fin, memoria tengo de muchos episodios de adolescente en el barrio, pero me aburre escribir sobre ese tiempo.

Y tampoco tengo ganas de escribir las aventuras con Berto, sobre todo en los tiempos de la universidad de La Laguna.

Nada. A ver si hoy bajo a la recova y compro un pescado fresco. Estoy un poco harto de sardinas en lata. 



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