sábado, 31 de octubre de 2020

v´spera de finados

 Cuando la emoción domina no es aconsejable --en mi caso-- escribir nada. De cierto individuo, en caliente prefiero no escribir más nada, aunque la cosa daría para un interesante relato. Tal individuo inspiró uno de los personajes de Barrio Chino, pero ahí como autor pude domesticar las emociones y dejar que el personaje viviera su vida en la novela sin que mis animadversiones lo dañaran; es más, cogió autonomía propia y resulta incluso, en ciertas ocasiones, simpático. En fin, el adagio de que hay que escribir lo que ha dolido cuando ya el dolor ha cicatrizado, me lo aplico. Y con los momentos de dicha o felicidad, idem. 

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Me metí en una página de contacto con mujeres maduras. Otro truco comercial. Entras gratuitamente, recibes un montón de mensajes --algunos la mar de apropiados para Barrio Chino, novela centrada en un club de prostitución masculina-- y cuando vas a contestar alguno, resulta que no puedes a menos que hayas ingresado la tarifa correspondiente. Una pena, hay mujeres con las que no me hubiera importado dialogar.

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Dos gatos callejeros hoy en los jardines. Conservan la elegancia del animal no domesticado. Conservan el instinto cazador. Se mueven sigilosos y acechan la presa con una paciencia extraordinaria.

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Belén, la segunda lectora de Vb/Hj (el primero fue Juan)  me escribe diciéndome que la novela es súper entretenida. Espero que el entretenimiento dure hasta el final. Lo considero un logro, una novela que nació hace ya casi treinta años, corre el riesgo de marchitarla cuando la tocas en demasía. He tocado esa novela como si fuese una mujer a la que he amado. Demasiado tocar. Pero no está marchita (si Belén está en lo cierto) sino al contrario. Me alegra saberlo. 

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