lunes, 26 de abril de 2021

Buzo

 En la acera frente a la plaza del mercado (hoy párking) una mujer riñe con el perro, que se echa al suelo y no quiere andar, un presa cachorro.

--¿Cómo se llama? --le pregunto.

--Buzo.

--Buzo, pórtate bien con quien te da de comer --le digo.

El perro afloja la tensión y se pone de pie a mirarme.

--Anda, vete con tu dueña.

Ya se están yendo, él sin dejar de mirarme, con la cabeza para atrás, y ella me dice.

--Te hizo caso. Se entendió bien contigo.

--Me suelo entender con los animales --dije.

Ya en mi calle, la vecina mujer del moro corrige a la hija pequeña:

--Se dice "yo no he sido", no "yo no fui".

Al rato llega el Petaco con chocolate negro. Mejor negro que blanco. El blanco no me sienta bien. Me pone bien pero luego me deja mal el triple de tiempo que bien. Nada, no me llevo bien con el blanco. Mejor dejarlo.

En el tranvía me había encontrado con Juan Carlos Tacoronte. Si no pienso lo que digo, hablo como un camaleón. Al gusto del remitente.

--Te iba a ver al Regia pero no pude porque me puse malo.

--El día 7 vuelvo a actuar allí.

Seguramente me pondré malo otra vez. Tacoronte es de Podemos.

--No tenemos responsabilidad individual. Vienen aquí en pateras porque no tienen modo de vivir en su tierra y aquí no somos capaces de asumir las normas.

Todavía en fase camaleón no le digo nada de lo que pienso sobre las absurdas normas de los que te la meten doblada y te riñen si votas al coco y no a ellos. En fin. Hoy día camaleónico, menos con el perro de la mujer de la calle de abajo. Me gustó Buzo. Si no fuera por las normas, tendría un perro así. Que sepa morder a conciencia, no como yo que ya me quedo con las ganas.

Gracias a que Tito iluminó la escalera, he vuelto a subir a dormir al cuarto de arriba, libre de humo de tabaco. Algo es algo.

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