jueves, 15 de abril de 2021

 Dejo de lado la pantomima del delator. ¿Qué me importa a mí lo que haya hecho o no, bueno o malo? Nada. 

*

Murió la ninfa del verso,

yo nunca la conocí

aunque me ofreció sus pechos

en una tarde de abril.

Si va derecha al infierno

o al cielo ha de subir

tal cosa la dirá el tiempo

que es el que sabe escribir.

Lloran con falsos lamentos

los acordes del atril

y todo llanto es cuento

de una noche entre las mil.

Me dejan oler las flores

y no entrar en el jardín,

es como tener la llave

y no la puerta que abrir.

Murió la ninfa del verso

que nadaba en aquel río

a la mar, hacia el morir.

*

Y ahora yo aquí hago

una raya en la arena

y que la mar se la lleve

se la lleve con ella.

Que la gallina le arranque el ojo

al gallo que ya no sirve

eso me causa el enojo

cuando de gallo me vistes,

me dejas hablando solo

sin millo y sin alpiste.

Esto yo lo conozco

por la del Charco del Pino

que de gallinas y patos

sabe dos huevos fritos.

Como duermo por el día

soñando con mi suegra

por la noche me despiertan

estas tristes folías.

Que no me llamé un amigo

lo comprendo, según Kant,

pues el enfado es fatal

el que él cogió conmigo.

Pero que no llame Juan

para un asunto tenorio

eso me sabe más mal

que no tener medio pollo.

Lo mismo pasa a Ramon

que me invitó a unas arepas

y aún estoy esperando

a que en la boca me sepan.

Y ya esto se va alargando

así que cierro el tintero,

cada loco tiene un canto

y cada vivo un entierro.






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