domingo, 27 de junio de 2021

entretenimiento

Las manos de Orlac. Intento verla en español, pero nada, no hay manera. Tiene que existir. En Bajo el volcán el cartel de la película en un cine hace suponer que tiene versión española. También me interesa otra donde Peter Lorre hace el papel de un asesino de niños. Me interesa como metáfora, cómo vamos matando, porque no hay otro remedio, al niño que llevamos dentro; lo mata el demonio que se instala en nosotros cuando el mundo impone su razón despiadada. El engaño de ese demonio es hacernos ver que somos buenos. Una bondad que hace parecernos que sembramos flores cuando estamos sembrando cizaña. 

El verano en el barrio en lugar de traernos más calor, ha entrado con un tiempo no muy apacible. El vecino Carlos me trae un vaso de ron dominicano. Y una línea imperceptible al temor. Me hace pasar de la realidad a la fantasía. A una fantasía espèsa. La fantasía inocente ha pasado a mejor vida.

Como siempre, inoportuno. Me meto en cuentos de invierno estando en verano.  Como cuando me nombraron bibliotecario del Hogar Católico y lo primero que compré fueron las obras completas de Lutero. Lo primero y lo último. No me dejaron comprar más, me echaron. O cuando un señor cerca del colegio me dio una carta, metida en un sobre, para que se la llevara a una profesora. Me fui a jugar al futbol en vez de subir al colegio y entregar esa carta. Si algún afecto me tenía aquella profesora, el sentimiento fue al lado contrario, cercano al odio. Cuando le entregué la carta era demasiado tarde. Su contenido había caducado. En fin, me pongo a ver una película de Cantinflas. Mitad grandiosa y mitad chabacana. Muy buenos los diálogos. 

--Un diablo que canta como los ángeles, eso sí es un hombre.

--Le estoy juntando pecados para no defraudarlo.

--Estas fiestas son para adúlteros, no para niños que ya se tienen que ir a acostar.

Va de dos hermanos que no se conocen entre sí hasta que se conocen. Uno es un fuera de la ley que roba a los ricos para dárselo a los pobres...

Iba a contar la película cuando leo otra crítica sobre El delator. La hace un antiguo compañero del programa La Puerta. Lizundia. Estoy de acuerdo en bastante por ciento. La crítica en contra que se le ha hecho a esa novela es pacata, mojigata y policial. No obstante, en un poco por ciento difiero del antiguo compañero de radio Tijuana. La crítica a Robayna tiene malas tintas. Vale corregir errores pero no desautorizar un trabajo que además rescató la obra de un poeta valioso. Luego otra cosa, ¿cuál fue la delación? Lo que escribió López Torres y su tendencia política era conocido por los falangistas. Un ideario y una acción política "más grave" que la que pudo tener Minik. Que al parecer estaba distanciado de López Torres no solo en lo político sino también en lo literario. Tampoco sabemos si la estancia de Minik en Fyffes fue tan miserable como la del poeta. Una estancia que en esas páginas es relatada con un acentuado tono melodramático. 

En fin, la novela es importante, no cabe duda, pero tiene sus imperfecciones, le falta fábrica. Pero pocas obras literarias carecen de imperfecciones. Así y todo la crítica sobria de Eduardo García Rojas y la crítica fervorosa de Lizundia, se compenetran. Frente a la crítica moralista, no me toques a mi santo, de... Bueno... cada loco con su tema.


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